lunes, 3 de septiembre de 2012

Curso del 73, un programa de pena con unos concursantes idiotas

Curso del 73 llevaba guardado desde hace ya dos años en el cajón de Antena 3, lugar del que hasta anoche parecía que no iba a a salir nunca, cuando la cadena de Planeta decidió por fin estrenarlo en  neox, a pesar de que su antecesor Curso del 63 cosechara en su día unos notables datos de audiencia en el canal principal. Al igual que aquella, esta nueva edición no es más que una baratija insoportable, un teatro de cartón piedra que solo busca el drama más patatero para acabar reducida a una burla hacia el espectador.

Curso del 73 no aporta nada interesante, y mucho menos se hace entretenido, lo único que podría salvarlo. El concepto, aunque se vende como original, es más de lo mismo. Sus protagonistas son ese perfil buscado a conciencia en el casting de adolescente pasota, ciclado y rebelde que reniega de las normas, o la choni/pija/vayaustéasaberque que habla como una tonta sin pretender serlo, a la vez que consigue aglutinar en las redes sociales a los miembros de un nuevo colectivo destinado a ponerla a parir

La idea de la que parte el programa, juntar a una veintena de jóvenes de nuestros días y hacerles experimentar en sus propias carnes como era la educación en la España de hace 40 años, o como será dentro de seis meses, que viene a ser lo mismo, llama la atención y  podría convertirse en un buen programa si adoptara un carácter de estudio sociológico mostrando el enfrentamiento entre los dos estilos de vida para acabar desembocando en una conclusión sobre cuanto ha cambiado nuestro país, pero todos sabemos que eso no interesa lo más mínimo al target al que se dirigen.

Curso del 73 no funciona. Ha perdido la capacidad de sorprender, de que sus acciones desprendan realismo, sean o no de verdad. No tiene ritmo, hay demasiados participantes y uno no identifica a ninguno en los primeros minutos. Además, todo parece sacado del manual del adolescente conflictivo. El programa, lejos de intentar disimular estas carencias, les da más minutos en pantalla. La parte de época acaba totalmente eclipsada por disputas totalmente forzadas e irrelevantes de los alumnos del San Severo con la directora y el profesor de ciencias.

Jóvenes imberbes montando un drama porque tienen que cortarse el pelo, chicas riéndose cuando un profesor levanta un colchón tras descubrirlas escondidas debajo de la cama de la habitación masculina, mocosos obligados a comer pasta de dientes o zapatos, o niñas echándose a llorar por el supuesto agitado ritmo del centro. El objetivo principal lo tenían claro y lo han logrado: hacer que los participantes de este docurreality parezcan todos gilipollas. Y conseguir eso tiene su mérito, ese sí que no se lo quito.

Generación Perdida 

Soy el primero que siempre ha defendido que la nuestra es una generación de malcriados, yo el primero, sino estaría trabajando para mantener a mi familia y no escribiendo esto. Fuimos educados en una época de bonanza económica, un sueño donde creíamos que no nos iba a faltar de nada. Algunos nos creíamos mejores que los demás, y nos convertimos en unos inútiles a los que nuestros progenitores nos daban todo hecho sin mover un dedo... y de repente se cayó. Vino la crisis y parece que nos convertiremos en la primera generación que vivirá peor que sus padres. Por primera vez tenemos que buscarnos la vida.

Este programa me ha hecho pensar. Supongo que es porque yo soy así, no creo que de por sí invite a ello. No he parado de darle vueltas al hecho de que las nuevas generaciones no están tan distanciadas de lo que podemos ver en programas como Jersey Shore, Generación Ni-Ni o Hermano Mayor. Obviamente estos documentos están muy mal hechos y se sirven continuamente del tópico más exagerado, pero tampoco están tan despegados de la realidad como todos os empeñais en creer. 

No opino que esta sea una generación insalvable o echada a perder. Simplemente no hemos sabido escoger la mejor manera de educar, y sí la de justificarnos y buscar excusas una y otra vez. Eso se nos da genial. Ni son todos unos yonkis, ni el grupo de los expedientes intachables, y creo que esta clase de programas solo ahondan en el cliché e incentivan los prejuicios, el desánimo y el desaliento. Ya bastante precaria es la situación de los que día a día deciden formarse y buscar empleo, para que aún por encima los degraden más. 

Ya para terminar y pese al chaparrón, no podía irme sin mencionar lo único que para mí ha merecido la pena del show, y es la brillante interpretación del vigués Miguel Lago como el profesor Don Luís. El también premio a mejor cómico del año 2011 en Paramount Comedy se mete muy bien en la piel de ese maestro chapado a la antigua, eclipsa al resto del ficticio personal del centro y sus constantes pullas dejan sin palabras a los concursantes. 

Antena 3 decidió retrasar en principio la emisión de este espacio (grabado en 2010) por problemas en su parrilla, para más tarde ver que no encajaba con la imagen blanca y familiar con la que intentaron dar un lavado de cara a la cadena hace  año y medio. Refrescarlo ahora ha servido para darnos cuenta de que esta telebasura ya no la queremos, que tal clase de productos no aportan nada, no son divertidos, y tenemos miles de opciones de ocio mejores antes que dedicar un minuto a cosas que desde que empiezan están condenadas a desaparecer.



Archivo fotográfico ⎪ Antena3.com,  formulaTV.com,  miguellago.com    

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