Difícil de asimilar es también que cómicos tan solventes como Jimmy Fallon, maestro de ceremonias de un late show que muchos seguimos ocasionalmente, sean en parte responsables de este bodrio que muy fácilmente se podría etiquetar como la regla de oro del anti-humor.Y más que el bueno de Jimmy crea que una escena en la que tres espectadores de un partido de televisión que están de espaldas se den la vuelta mostrando que llevan a tres bebés en el regazo es algo rompedor, por muy majete y muy elocuente que suene él al describirla.
Esta temporada vamos a tener que hablar mucho de NBC, de su incierto futuro y de lo frías que nos van a dejar sus nuevas propuestas. Desde poco después del estreno de Cheers (y su spin-off Frasier) en los lejanos 80 hasta el nacimiento a principios de siglo de la versión americana de The Office, la cadena del pavo real fue la casa de las comedias que encandilaban a los espectadores, a los críticos y a los trabajadores del medio. La noche de los jueves era un día infalible donde programar series como la propia Cheers, El show de Bill Cosby,Seinfeld o Friends, con el que elevó la comedia de situación al status de culto más alto que ha visto nunca el género.
Los números iban bien hasta hasta que los directivos de la cadena, con muy bien criterio, dieron luz verde a producciones como 30 Rock, Parks and Recreation y, más recientemente, Comunnity. El mandamás de NBC, Bob Greenblatt, afirmó este mismo año que estaban muy orgullosos de estos productos, pero que su cadena no está en el negocio de las series de culto, sino en un gran imperio financiero. Avanzaban cuesta abajo y sin frenos, y ahora han decidido cortar de raíz.
The New Normal ha sido creada exclusivamente para captar el target de la Modern Family de ABC. Go On parece no distanciarse tanto de la premisa de Comunnity recuperando a Mathhew Perry de Friends para un producto que no pondrá tantos límites a la transgresión, y Animal Practice es un manifiesto contra la intelectualidad, con un mono. La nueva Guys With Kids, estrenada este Miércoles, sigue la estela de esta última. La de la cutrez, los tópicos y las ganas de no sorprender lo más mínimo.
Cuando haces una serie por hacer
Tres hombres maduros: dos felizmente casados, y un tercero divorciado. Todos tienen hijos y son los encargados de cuidarlos. Las situaciones que se dan son las esperables: usar al bebé para ligar, contratar una niñera sin que se entere tu ex... una delicia, vamos. Por muy bien que intentase vendérosla, sería imposible. Diálogos rayadísimos y predecibles, nin un solo chiste que no pudiera escribir mi mono ayudante (que, por cierto, lleva el twitter) o mi tía la del pueblo en sus ratos libres. Y una historia que no cuenta apenas nada, esforzándose en presentar y matizar a todos los personajes, aunque para ello deba recurrir a una narrativa plana.
Tanto Animal Practice como esta son series de ensayo y error. Vamos a probar como responde la audiencia, o solo así se explica que tengamos aquí al único estreno con realización multicámara y risas enlatadas, que además están muy altas. Se aguantan peor cuando aparece una estrella invitada, que es recibida con gritos y aplausos también enlatados y que en un solo minuto de presencia en pantalla hace cosas que bien podrían calificarse de ruptura de la cuarta pared. De repente hemos retrocedido quince años.
El panorama de las sitcom en EEUU es peligroso, y entiendo que es muy difícil acertar en un género tan complejo y tan autocomplaciente como la comedia, pero si encargas una propuesta que parece escrita por unos estudiantes de audiovisuales más que por personas con experiencia y buen gusto, ni te molestes en esperar un buen feedback. Una nueva línea sí, NBC, por favor. De este modo, no, señores. Eso no.
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