Retos y problemas de la televisión social

Si hace solo veinte años la television era un medio colectivo capaz de reunir a grandes masas delante de un pequeño aparato, hoy en día los avances tecnológicos, el contenido multimedia o las señales digitales propician que esta se haya convertido en una experiencia individual. Si bien  volver a lo de antes resultaria ridículo e inviable, pero lo que algunas compañías están buscando son nuevas formas de dotar a sus productos de un componente más social, a base de herramientas que permitan  valoraciones, comentarios y comunicación interactiva entre los espectadores a través de chats de texto, audio o videoconferencias y una infinidad de nuevas posibilidades

Para la revista Tecnhology Review la televisión social era una de las tecnologías emergentes más importantes del año 2010. Para los creadores de contenidos de cadenas y productoras, un valor imprescindible a la hora de desarrollar sus productos. Cada vez más el boca a boca lo es todo en un mercado tan segmentado, con  una oferta gobalizada y dispersa como hace muy poco tiempo nos costaría imaginar.

Para captar la atención del público se hace imprescindible la existencia de un canal de retorno o segundo canal complementario (que puede situarse en un portátil, tablet o smartphone) al de la emisión con el que los espectadores interactuen entre ellos o con el programa, recibiendo a la vez el feedback de este, cosa que fideliza y engancha como ninguna. Existen sistemas de chat de voz como Amigo.tv que te permiten conocer al instante que están viendo tus amistades, hablar con ellos durante una emisión y compartir canales.

Estas iniciativas no han tenido mucho éxito, debido a la dificultad de simultanear decentemente el audio por las dos vías. Lo mismo ocurre con la videoconferencia. Al final la técnica más efectiva es el chat mediante mensajes de texto. Todos habréis visto el típico programa de debates o corazón donde se muestran en pantalla lo que la gente envia por SMS mediante un código que encabeza lo que quieren decir. Algunos como Banda Ampla de Television de Cataluña han sustituido los mensajes telefónicos por los que sus fieles ponen en twitter.

Twitter, si hay alguna red social que haya marcado de forma tajante el consumo televisivo, es esta. En su ultima temporada Salvados ha vivido casi de rentas de lo que los internautas decían o dejaban de decir respecto a la edición de cada domingo, y hasta sus titulos se han reformulado para adaptarse a la cultura del hastagh. Un paso mas alla lo dio FOX con una iniciativa en la serie Fringe mediante la que aparecieron durante la emision del capitulo tuits de actores y productores. El resultado fue catastrófico, con oleadas de fans protestando porque les ensuciaran así la pantalla.

Series sociales y la devaluacion del producto

Evidentemente no todos los espacios son igual de adecuados para la televisión social. Los que se construyen con ritmos pausados o en ráfagas y de contenido redundante ofrecen muchas pausas, y por lo tanto, son más receptivos a este tipo de técnicas. Aquí incluímos las tertulias, los deportes y algún reportaje. Sin embargo la ficción normalmente mantiene un hilo conductor que nos obliga a prestar una atención mayor  que no podemos dedicar a otras actividades simultáneas.

De forma similar a lo que ocurre con el branded content, el problema comienza cuando los propios escritores se ven obligados a pensar desde un principio teniendo en cuenta la interacción social. Se dice que The Wire es la serie que no puedes ver mientras planchas. Ahora los guionistas están obligados a desarrollar argumentos que contengan estructuras y modelos de desarrollo con las que el espectador comparta sus impresiones en la red sin que por ello se pierda ningún dato relevante de la trama.

Los que amamos de verdad las series sabemos que las mejores son las que por la profundidad y dobles sentidos de sus personajes, por las metáforas que incluyen y por la sutileza de algunos mensajes deben seguirse con atención milimétrica. Mad Men, The Good Wife, Breaking Bad o Fringe no son buenas para la televisión social. Como tampoco lo sería una película de Coppola o de Ingmar Bergman. Si lo son Revenge, Glee, Dos hombres y Medio, 90210 o El Barco, series muy reguleras o directamente malas.

Escribir para la television social propiciará que descuidemos una buena trama o una factura visual envolvente a favor de narrativas culebronescas: extremadamente fáciles de seguir, lacrimógenas, con cambios de registro inesperados o cliffhangers y golpes efectistas o exagerados. Lo que hemos venido llamando el efecto OMG!, oh, dios mio, que cosa más awesome acabo de ver, voy a compartirla con mis amigos.

Sin embargo, podemos hacer un buen producto y aglutinar a su alrededor un sentir colectivo. Game of Thrones fue definida por un crítico que me gusta mucho como una orgía de tramas entrelazadas llenas de giros argumentales y heroes caídos. Al igual que Downtown Abbey, posee una gran cantidad de personajes e historias, ha sido creada casi exclusivamente para la televisión social y el universo transmedia.

De hecho la forma óptima de ver la adaptación televisiva de George R.R. Martin es mediante el Ipad y utilizando la plataforma HBOGo, pues en ella aparece una guía que ofrece amplios análisis de los personajes y sus lazos familiares, así como un mapa del Territorio de Poniente. Esta superproducción es seguida a través de la red por billones de usuarios en todo el mundo, un hito que demuestra como la socialización y la colectividad no están reñidas con el buen gusto, y tan importante que como haces un producto es como lo promocionas.