Once Upon a Time se posicionó muy pronto entre mis estrenos favoritos de la temporada 2011-2012. Y no es para menos: esta revisión moderna de los cuentos clásicos superó con creces cualquier expectativa convirtiéndose en una de mis series de cabecera. Me fascina, me embelesa y me atrapa como ninguna lo había hecho desde hace tiempo. Es tierna, emotiva y para toda la familia. Y a la vez profunda y visceral. Está bien escrita, bien dirigida, bien interpretada y quizás sea la candidata ideal a convertirse, sin pretenderlo, en la mejor heredera de Lost.
Personajes de cuento atrapados en donde no habrá más finales felices... nuestro mundo
La serie originaria de la cadena ABC es un high-concept, un bombazo, algo que llama mucho la atención. Estamos en un mundo de fantasía donde los protagonistas de los cuentos que todos conocemos de nuestra infancia conviven en armonía, cuando la malvada bruja de Blancanieves, furiosa por haber sido desterrada de su trono y en un intento de robar la felicidad al matrimonio entre su hijastra y el príncipe encantador, lanza una maldición con la que aquel paraíso será destruido y todos sus habitantes enviados al nuestro mundo, plagado de egoísmo e infelicidad.
Antes de que la maldición se haga efectiva, Blancanieves y el príncipe consiguen poner a salvo a su hija Emma en un armario construido por Geppetto que la llevará un lugar seguro, convirtiéndose en la única esperanza para algún día romper la maldición y salvarlos a todos. Sé que os lo preguntaréis, no sé que clase de hongos se han tomado los que han hecho esto, pero esa mierda tiene que ser muy buena.
La niña Emma ha crecido deambulando entre varias familias de adopción, y se ha convertido en Jennifer Morrison, o para entendernos, la Cameron de House o la que hacia de zorrinovia activista de Ted Mosby en la sexta temporada de Como conocí a vuestra Madre, Zoey. Por circunstancias de la vida, su hijo al que en su día dio en adopción ha sido acogido por la bruja malvada, que ahora es la alcaldesa de Storybrooke, pueblecillo de los Estados Unidos a donde el hechizo envió a los personajes de cuento bajo una nueva identidad de personas comunes que no recuerdan nada de su pasado.
El niño, Henry, ha encontrado un libro que contiene todas las historias que os acabo de contar, y no solo eso, sino que se las cree. Convencido de que su madre biológica es la única que puede romper la maldición, decide localizar a Emma y traerla a Storybrooke para que pueda ayudar a sus habitantes. La mujer, que se había desentendido del niño en su día, acepta llevarlo hasta casa sin creer una palabra de lo que cuenta con intención de volver después a su vida, pero al ver las condiciones en las que se encuentra con su madre adoptiva, acaba enfrentándose a ella para proteger al niño y, sin saberlo, a todo el pueblo.
Cualquier incidente que ocurre en Storybrooke sirve de excusa para presentar una serie de flashbacks en los que vemos como eran las mismas personas en aquel mundo de hadas. Estos a su vez suelen ser de dos tipos: los que siguen la trama principal, lo que viene a ser las historias que implican a Blancanieves, al príncipe encantador o a la bruja (los verdaderos padres de Emma y la madre adoptiva de su hijo) y otros más autoconclusivos protagonizados, por ejemplo, por Hansel y Gretel o Caperucita Roja.
Estas historias suelen tener como punto de partida los cuentos de toda la vida, pero no solo se toman bastante licencias para contarla una versión más actual (dándole un tono a veces bastante perverso) sino que desarrolla su propio universo mediante relatos nuevos. Sabremos como se conocieron Pepito Grillo y Geppetto anteriormente a la creación del niño de madera, a los siete enanitos antes de encontrarse con Blancanieves, quien era el espejito mágico de la reina de Blancanieves o el humilde origen del Príncipe encantador.
Tenemos tiempo para ver morir a un hada madrina o a la versión más monstruosa de Caperucita, toparnos al sombrerero loco de Alicia en el país de las Maravillas mientras busca a su hija y ver el enfrentamiento entre la bruja Maléfica de La bella Durmiente y la de Blancanieves. O para esa criatura tan misteriosa como enigmática que es Rumpletlistkin, poderoso hechicero dedicado a hacer tratos con cualquier inocentón sentenciado a acabar en desgracia.
Como era esperable, uno de los puntos fuertes de Érase una vez... es ver como resulta la adaptación de los personajes de cuento a este, nuestro podrido mundo. Así, en Storybrooke Pepito Grillo es ahora el psicólogo del pueblo, las hadas unas monjas, los enanitos unos mineros y Hansel y Gretel dos niños que han perdido a sus padres y a los que los servicios sociales quieren dar en adopción.
Suelo describir que la gran virtud de esta serie es que es muy humana, y con eso no me refiero solo a estas versiones que se dan en nuestro mundo, sino a la revisión de chapa y pintura que sufren los flashbacks. Los cuentos de hadas son el paradigma de algo que categóricamente define un mal guión de cine: los buenos tienen una etiqueta en la frente que pone buenos y los malos lo mismo.
Evidentemente esto es necesario cuando las historias van dirigidas a niños, pues nuestra capacidad de reflexión a esas edades es muy limitada, pero no es lo que esperamos en una buena ficción, y no ocurre aquí. Once upon a time... es una buena serie familiar, que puede entender todo el mundo a pesar de no ser un bodrio simplón (aprended Médico de familia, Los Serrano y demás basuras pseudofamiliares). Todos los personajes tienen infinidad de dimensiones. La bruja no es mala porque sí, hay un pasado que justifica y explica por qué se ha convertido en una persona malvada.
Esta serie me encanta porque versa y reflexiona sobre un tema que me ha llegado mucho: las barreras que ponemos al amor. Prácticamente en todos los episodios hay un amor frustrado, bien por fuerzas externas o por los miedos de los protagonistas a ser queridos. Personas humanas, llenas de bondad, odio y mucho sufrimiento. No sufrimiento en plan Lars Von Trier o Coixet de Oh, observad como miro desolado a esa pared, sino del que todos sentimos alguna vez en temas de amor.
Cabe señalar que los flashbacks no siguen una secuencia temporal. Es decir, al acabar esta primera temporada de 22 capítulos conoceréis con todo detalle la vida de Blancanieves, el Príncipe Encantador y la zorra malvada, pero esta habrá sido contado en una secuencia más o menos A-C-B-E-G-D-F. No es que sea un puzzle muy difícil de recomponer si estás un poco atento, pero por una vez se agradece que no nos den todo mascado ni tomen al espectador por idiota.
Érase una vez... lo tiene todo. Una historia original, una narrativa innovadora, varios guionistas de Lost y, sobre todo, una capacidad de sorprender constantemente. Nos lleva por un camino diferente cada semana, y seguro que con cuatro temporadas a sus espaldas esta serie no será nada parecido a lo que fue en sus inicios. Si estáis hartos de que no echen nada en la tele, los martes cuando acabe El Hormiguero poned Antena 3.
Igual no la hicieron pensando en eso, pero yo soy muy creativo y de esta serie he sacado una moraleja: que por muy malos que sean las brujas y los monstruos de los cuentos no son nada comparados con Mitt Romney, Merkel o Rajoy.
La niña Emma ha crecido deambulando entre varias familias de adopción, y se ha convertido en Jennifer Morrison, o para entendernos, la Cameron de House o la que hacia de zorrinovia activista de Ted Mosby en la sexta temporada de Como conocí a vuestra Madre, Zoey. Por circunstancias de la vida, su hijo al que en su día dio en adopción ha sido acogido por la bruja malvada, que ahora es la alcaldesa de Storybrooke, pueblecillo de los Estados Unidos a donde el hechizo envió a los personajes de cuento bajo una nueva identidad de personas comunes que no recuerdan nada de su pasado.
El niño, Henry, ha encontrado un libro que contiene todas las historias que os acabo de contar, y no solo eso, sino que se las cree. Convencido de que su madre biológica es la única que puede romper la maldición, decide localizar a Emma y traerla a Storybrooke para que pueda ayudar a sus habitantes. La mujer, que se había desentendido del niño en su día, acepta llevarlo hasta casa sin creer una palabra de lo que cuenta con intención de volver después a su vida, pero al ver las condiciones en las que se encuentra con su madre adoptiva, acaba enfrentándose a ella para proteger al niño y, sin saberlo, a todo el pueblo.
Mundos paralelos y la virtud del flashback recurrente
Podemos reprocharle muchas cosas a Érase una vez..., pero es innegable que estamos ante una historia muy original, y que además innova mucho en la narrativa, pues todos los capítulos se desarrollan en dos líneas temporales: una transcurre en la actualidad y la otra en el pasado, cuando los personajes aún vivían en los cuentos. La primera se presenta de forma lineal y sigue la evolución de la protagonista mientras interacciona con los numerosos habitantes del pueblo.Cualquier incidente que ocurre en Storybrooke sirve de excusa para presentar una serie de flashbacks en los que vemos como eran las mismas personas en aquel mundo de hadas. Estos a su vez suelen ser de dos tipos: los que siguen la trama principal, lo que viene a ser las historias que implican a Blancanieves, al príncipe encantador o a la bruja (los verdaderos padres de Emma y la madre adoptiva de su hijo) y otros más autoconclusivos protagonizados, por ejemplo, por Hansel y Gretel o Caperucita Roja.
Estas historias suelen tener como punto de partida los cuentos de toda la vida, pero no solo se toman bastante licencias para contarla una versión más actual (dándole un tono a veces bastante perverso) sino que desarrolla su propio universo mediante relatos nuevos. Sabremos como se conocieron Pepito Grillo y Geppetto anteriormente a la creación del niño de madera, a los siete enanitos antes de encontrarse con Blancanieves, quien era el espejito mágico de la reina de Blancanieves o el humilde origen del Príncipe encantador.
Tenemos tiempo para ver morir a un hada madrina o a la versión más monstruosa de Caperucita, toparnos al sombrerero loco de Alicia en el país de las Maravillas mientras busca a su hija y ver el enfrentamiento entre la bruja Maléfica de La bella Durmiente y la de Blancanieves. O para esa criatura tan misteriosa como enigmática que es Rumpletlistkin, poderoso hechicero dedicado a hacer tratos con cualquier inocentón sentenciado a acabar en desgracia.
Como era esperable, uno de los puntos fuertes de Érase una vez... es ver como resulta la adaptación de los personajes de cuento a este, nuestro podrido mundo. Así, en Storybrooke Pepito Grillo es ahora el psicólogo del pueblo, las hadas unas monjas, los enanitos unos mineros y Hansel y Gretel dos niños que han perdido a sus padres y a los que los servicios sociales quieren dar en adopción.
Suelo describir que la gran virtud de esta serie es que es muy humana, y con eso no me refiero solo a estas versiones que se dan en nuestro mundo, sino a la revisión de chapa y pintura que sufren los flashbacks. Los cuentos de hadas son el paradigma de algo que categóricamente define un mal guión de cine: los buenos tienen una etiqueta en la frente que pone buenos y los malos lo mismo.
Evidentemente esto es necesario cuando las historias van dirigidas a niños, pues nuestra capacidad de reflexión a esas edades es muy limitada, pero no es lo que esperamos en una buena ficción, y no ocurre aquí. Once upon a time... es una buena serie familiar, que puede entender todo el mundo a pesar de no ser un bodrio simplón (aprended Médico de familia, Los Serrano y demás basuras pseudofamiliares). Todos los personajes tienen infinidad de dimensiones. La bruja no es mala porque sí, hay un pasado que justifica y explica por qué se ha convertido en una persona malvada.
Esta serie me encanta porque versa y reflexiona sobre un tema que me ha llegado mucho: las barreras que ponemos al amor. Prácticamente en todos los episodios hay un amor frustrado, bien por fuerzas externas o por los miedos de los protagonistas a ser queridos. Personas humanas, llenas de bondad, odio y mucho sufrimiento. No sufrimiento en plan Lars Von Trier o Coixet de Oh, observad como miro desolado a esa pared, sino del que todos sentimos alguna vez en temas de amor.
Cabe señalar que los flashbacks no siguen una secuencia temporal. Es decir, al acabar esta primera temporada de 22 capítulos conoceréis con todo detalle la vida de Blancanieves, el Príncipe Encantador y la zorra malvada, pero esta habrá sido contado en una secuencia más o menos A-C-B-E-G-D-F. No es que sea un puzzle muy difícil de recomponer si estás un poco atento, pero por una vez se agradece que no nos den todo mascado ni tomen al espectador por idiota.
Érase una vez... lo tiene todo. Una historia original, una narrativa innovadora, varios guionistas de Lost y, sobre todo, una capacidad de sorprender constantemente. Nos lleva por un camino diferente cada semana, y seguro que con cuatro temporadas a sus espaldas esta serie no será nada parecido a lo que fue en sus inicios. Si estáis hartos de que no echen nada en la tele, los martes cuando acabe El Hormiguero poned Antena 3.
Igual no la hicieron pensando en eso, pero yo soy muy creativo y de esta serie he sacado una moraleja: que por muy malos que sean las brujas y los monstruos de los cuentos no son nada comparados con Mitt Romney, Merkel o Rajoy.
Muy buena crítica de la serie, la terminé de ver hace 3 semanas y es una pedazo de serie, a mi personalmente me gustó mucho y ya estoy esperando la 2a temporada.
ResponderEliminarMuy recomendable, eso si, en version original con subtítulos, no con doblaje español, que cada día me atrae menos.
Me sumo a lo de versión original. Yo solo vi uno de los capítulos doblados y, como viene siendo habitual, ni punto de comparación.
EliminarLa serie no es para tanto. Empecé a verla, no me gusta, ¡pero me enganché!¡Te odio!Lo que pasa es que me fío bastante de tu criterio, habitualmente comparto opiniones y me gusta lo que escribes. Así que esta te la perdono. Pero la serie no es ni por asomo tal y como la pintas, la llegas a tildar de "heredera de Lost" y en realidad es bastante regular, las historias flojean y a veces son bastante ñoñas. En fin.
ResponderEliminarReconozco que los primeros capitulos me parecieron muy ñoños, el de Pepito Grillo y esos. Pero dale tiempo, al menos hasta la historia de Rumpletilskin y la chica que se enamora de el. Poco a poco te das cuenta de su grandeza.
EliminarRespecto a heredera de Lost, dale varias temporadas. Si lo hacen bien no dire que se haga tan popular, pero intuyo que va a ir in crescendo hasta convertirse en algo magistral.