No son estos los únicos, pues aparte de la nueva creación de Aaron Sorkin, The Newsroom, de la que ya hablamos en su día, bastantes series se han estrenado ultimamente, y algunas hasta son buenas.
Animal Practice es una chorrada. Y ni siquiera una chorrada graciosa, aunque reconozco haber esbozado alguna sonrisa culpable con acciones que no tenían el mínimo sentido. Tenía alguna pequeña esperanza en esta serie ambientada en un hospital para animales, a pesar de lo poco halagüeño del trailer, ya que el protagonista era Justin Kirk, el Andy Botwin de Weeds. Gran actor y gran personaje, pero ni siquiera él consigue salvar un producto facilón y un guión sin coherencia.
Esta comedia de NBC es absurda, pero no absurda como Muchachada Nui, sino en el mal sentido. En tan solo un capítulo hay un gato que intenta suicidarse, veterinarios que ven carreras de caballos en televisión... se organizan competiciones de animales en el pasillo, se protegen bebes pinguinos con una manta, aparecen tigres del zoo en una jaula para recibir tratamiento, se secuestran perros a escondidas de sus dueños para operarlos y uno de los doctores es un mono. No cualquier mono, por supuesto, se trata de "tetitas de Annie" (que recordemos, se llamaba así en honor a las tetas de Annie) de Comunnity.
Durante los últimos años la NBC ha optado por comedias urbanas y bastante intelectuales como 30 Rock, Parks and Recreation y Comunnity, que les han reportado tan buenas críticas como pobres audiencias, por lo que no es de extrañar que ahora intente explorar nuevas vías en busca de algo rentable. Espero que esta vez les vaya mejor y no se hunda la cadena, pero a no ser que dé un giro radical en el futuro, no podré considerarla un buen producto. Y todos sabemos lo que le importa a la NBC lo que yo considere. Eso. Exacto.
Atención. Go on me ha gustado. Antes de que os alarméis los gafapastas exquisitos de turno, aclararé que no me ha encandilado ni he encontrado una obra maestra con la que reir de principio a final, cosa que nunca ocurre con una comedia hasta que llevas varios capítulos, o incluso temporadas. A esta serie le veo eso, potencial. Potencial de convertirse en algo muy bueno o simplemente mediocre. A su favor cuenta con unos personajes interesantes, una historia contada correctamente y un tratamiento más inteligente que zafio del humor.
Su principal atractivo es volver a ver en pantalla a Matthew Perry tras el final de Friends y después de sus fallidos intentos de volver a la televisión con Studio 60 de Sorkin y el pasado año con Mr. Sunshine. Lo que nos encontramos es la historia de un locutor de radio deportiva que un mes después del fallecimiento de su mujer decide volver (de una forma un tanto histriónica) a su trabajo, pero ha de encontrarse con que sus compañeros le ponen como condición que asista a una terapia de grupo.
Muchos encontraréis un paralelismo con Comunnity, pues este hombre es un chulo, un gallito que se cree el rey de la fiesta y que asiste obligado a terapia, pero que me juego el cuello que acabará cogiéndole cariño a sus compañeros. Ya nada más llegar organiza entre ellos un concurso a ver quien es más desgraciado. Un toque de humor negro que espero seguir viendo. Anotadla como posible.
Animal Practice
Animal Practice es una chorrada. Y ni siquiera una chorrada graciosa, aunque reconozco haber esbozado alguna sonrisa culpable con acciones que no tenían el mínimo sentido. Tenía alguna pequeña esperanza en esta serie ambientada en un hospital para animales, a pesar de lo poco halagüeño del trailer, ya que el protagonista era Justin Kirk, el Andy Botwin de Weeds. Gran actor y gran personaje, pero ni siquiera él consigue salvar un producto facilón y un guión sin coherencia.
Esta comedia de NBC es absurda, pero no absurda como Muchachada Nui, sino en el mal sentido. En tan solo un capítulo hay un gato que intenta suicidarse, veterinarios que ven carreras de caballos en televisión... se organizan competiciones de animales en el pasillo, se protegen bebes pinguinos con una manta, aparecen tigres del zoo en una jaula para recibir tratamiento, se secuestran perros a escondidas de sus dueños para operarlos y uno de los doctores es un mono. No cualquier mono, por supuesto, se trata de "tetitas de Annie" (que recordemos, se llamaba así en honor a las tetas de Annie) de Comunnity.
Durante los últimos años la NBC ha optado por comedias urbanas y bastante intelectuales como 30 Rock, Parks and Recreation y Comunnity, que les han reportado tan buenas críticas como pobres audiencias, por lo que no es de extrañar que ahora intente explorar nuevas vías en busca de algo rentable. Espero que esta vez les vaya mejor y no se hunda la cadena, pero a no ser que dé un giro radical en el futuro, no podré considerarla un buen producto. Y todos sabemos lo que le importa a la NBC lo que yo considere. Eso. Exacto.
Go On
Atención. Go on me ha gustado. Antes de que os alarméis los gafapastas exquisitos de turno, aclararé que no me ha encandilado ni he encontrado una obra maestra con la que reir de principio a final, cosa que nunca ocurre con una comedia hasta que llevas varios capítulos, o incluso temporadas. A esta serie le veo eso, potencial. Potencial de convertirse en algo muy bueno o simplemente mediocre. A su favor cuenta con unos personajes interesantes, una historia contada correctamente y un tratamiento más inteligente que zafio del humor.
Su principal atractivo es volver a ver en pantalla a Matthew Perry tras el final de Friends y después de sus fallidos intentos de volver a la televisión con Studio 60 de Sorkin y el pasado año con Mr. Sunshine. Lo que nos encontramos es la historia de un locutor de radio deportiva que un mes después del fallecimiento de su mujer decide volver (de una forma un tanto histriónica) a su trabajo, pero ha de encontrarse con que sus compañeros le ponen como condición que asista a una terapia de grupo.
Muchos encontraréis un paralelismo con Comunnity, pues este hombre es un chulo, un gallito que se cree el rey de la fiesta y que asiste obligado a terapia, pero que me juego el cuello que acabará cogiéndole cariño a sus compañeros. Ya nada más llegar organiza entre ellos un concurso a ver quien es más desgraciado. Un toque de humor negro que espero seguir viendo. Anotadla como posible.
Bunheads tampoco está mal. Estrenada a finales de Junio, la nueva creación de la autora de Las chicas Gilmore, Amy Sherman-Palladino, me ha sorprendido gratamente.
Emitida en ABC Family, Bunheads es basicamente una dramedia en la que una bailarina de Las Vegas, ante sus nulas expectativas de futuro, decide casarse una noche con un hombre que llevaba meses rondándola y acaba viviendo con él en un pequeño pueblo de California en el que su nueva suegra regenta una academia de baile para chicas jóvenes que no tienen otro entretenimiento. Pronto Michelle comienza a adentrarse en todo el universo que rodea a esta escuela y empatiza en especial con una niña que posee realmente cualidades para bailar, pero también miedo de no ser seleccionada en un campeonato por su aspecto físico.
Vale la pena porque tiene más comedia de la que imaginaba. No hay chistes hilarantes, pero sí cuenta con un tono relajado y unos diálogos ágiles a la par que ingeniosos. Además, una producción cuidada y la solidez de sus actores dotan de verosimilitud a una historia que a priori parece poco interesante. Aunque no estará en mi top de series ni se hará muy popular, tampoco desagrada en absoluto.
Pero ante todo me parece una estupidez machista y fuera de lugar calificarla como una obra "femenina" o (como he leído en algún blog pretendidamente serio) "cargada de estrógenos". Puede que el hecho de que su creadora sea una mujer haga que pueda tener una visión particular de algunos temas, ni lo sé ni estoy cualificado para juzgarlo, o que el target comercial al que intenta dirigirla su cadena sea mayoritariamente femenino, pero yo soy de los que piensan que sólo hay dos tipos de series: buenas y malas. Ni femeninas, ni adolescentes ni españolas.
Una actoraza como Sigourney Weaver protagonista de una miniserie, y que además esta cuente con un trasfondo sobre las intrigas políticas que orbitan alrededor de la vida familiar y profesional de un alto cargo de la Casa Blanca no podía tener mejor pinta. Y ser tan mala. La nueva serie de USA Network nació para intentar dar un lavado de cara a la cadena en la que vio la luz, pero esto se queda solo en la superficie.
Pero ante todo me parece una estupidez machista y fuera de lugar calificarla como una obra "femenina" o (como he leído en algún blog pretendidamente serio) "cargada de estrógenos". Puede que el hecho de que su creadora sea una mujer haga que pueda tener una visión particular de algunos temas, ni lo sé ni estoy cualificado para juzgarlo, o que el target comercial al que intenta dirigirla su cadena sea mayoritariamente femenino, pero yo soy de los que piensan que sólo hay dos tipos de series: buenas y malas. Ni femeninas, ni adolescentes ni españolas.
Political Animals
Una actoraza como Sigourney Weaver protagonista de una miniserie, y que además esta cuente con un trasfondo sobre las intrigas políticas que orbitan alrededor de la vida familiar y profesional de un alto cargo de la Casa Blanca no podía tener mejor pinta. Y ser tan mala. La nueva serie de USA Network nació para intentar dar un lavado de cara a la cadena en la que vio la luz, pero esto se queda solo en la superficie.
Political Animals empieza muy bien, tanto que en un principio no entenderás las críticas. El personaje es bueno, y el constante cara a cara entre ella y la periodista interpretada por Carla Gugino que se atisba desde los primeros minutos del piloto promete mucho. Lamentablemente, la serie de Greg Berlanti prefiere tirar por el dramón más aburrido, por la historia de que le pasará al hijo drogadicto y homosexual (sin nada de prejuicios, por supuesto) o si no sé quién era bulímica o está haciéndole chantaje a no sé que otro. Es decir, más de lo mismo, y aún por encima disfrazado de nuevo o interesante. Ni siquiera como culebrón se salva de la mediocridad la que se ha convertido en una de las decepciones del año (con permiso de Smash).
No esperaba que lo nuevo serie de Charlie Sheen fuese peor que Dos hombres y Medio, pues es reto complicado superar a esa descomunal basura: una de las peores sitcom que se han producido en las dos últimas décadas. A le gente por lo general le suele gustar, lo cual respeto, pero es algo que no deja de soprenderme. Y si la serie es mala (porque, canónicamente, buena, buena no es) el personaje de Charlie es directamente vomitivo. No he visto nada de la etapa de Ashton Kutcher, pero no me extrañaría que hubiese mejorado.
Teniendo en cuenta como me la habían pintado, y los recuerdos de la producción de Chuck Lorre, Anger Management superó mis expectativas. O me he vuelto poco exigente o el piloto es algo simpático. Sheen interpreta a un terapeuta (podrían haberla juntado con Go On y hacer una sola) que atiende a sus pacientes en casa, además de a otro grupo especial en una cárcel y tiene una hija adolescente con TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), una premisa que no pinta mal.
Pero ahí empiezan los problemas. Decorados horribles. Y odiosas risas enlatadas. Y el personaje de Charlie Sheen (que... sorpresa, se llama Charlie) haciendo el mismo papel de mujeriego insoportable que en su predecesora. Teniendo en cuenta las condiciones en que fue despedido, lo cierto es que el señor Sheen podría habernos ahorrados esta serie plana sin nada que aportar, y dejar sitio en el medio a la gente que de verdad trabaja por conseguir lo que quiere.
Genial recopilación. Yo quiero ver un par de ellas: Go On y Anger Management. A
ResponderEliminarA mi charlie sheen me parece un crack digáis lo que digáis... Y dos hombres y medio no está mal, es una sitcom graciosa.