viernes, 24 de agosto de 2012

Las claves del ERE en Ràdio Televisió Valenciana: 1.198 trabajadores se van a la calle

Había una vez un Gobierno que llegó al poder en la Comunidad Valenciana. Eran tiempos remotos, cuando aún no habían aparecido ni Francisco Camps, ni sus trajes, ni Carlos Fabra y su aeropuerto ni Gandía Shore y los Valencianos solo eran conocidos por la paella y las fallas. Debíamos de andar por 1995, cuando a un gobierno le dio un poco de miedo que los profesionales de la Televisión y Radio autonómicas hubiesen obtenido su plaza en la anterior legislatura, teñida de un carácter ideológico algo distinto. Pero claro, habían heredado a esos funcionarios y no podían despedirlos. Si os gusta como empieza la historia, continuad leyendo y os unireis a las 1.198 personas que ya conocen el final.


A dar las noticias a tu casa

Bajo una masa de trabajadores que les gritaban Lladres, Lladres (ladrones, ladrones) o Yo no manipulo, yo trabajo (les faltó un ea, ea, ea, Canal 9 se cabrea) salían a última hora del miércoles los responsables del Consejo de Administración de Ràdio Televisió Valenciana de la sede de la corporación tras aprobar el Expediente de Regulación de Empleo por el que 1.198 trabajadores deberán irse a la calle en una maniobra escalonada que empieza el 15 de Septiembre y se estima que termine en Agosto del próximo año.


El motivo para que la despedida sea gradual es que el nuevo plan contempla la externalización  de casi toda la producción televisiva del medio público (¿Privatización en el PP?), a excepción de los informativos, pero esta implementación se hará de forma gradual. Eso sí, los 118 directivos con los que cuenta actualmente mantendrán su puesto intacto, algo muy lógico siendo ellos los responsables de todas las chapuzas que se han hecho en ese lugar.

Con estas medidas se esperan ahorrar entre 40 y 42 millones al año, lo que en el momento actual es necesario e irremediable, pero eso no quita que el haber llegado hasta aquí podría haberse evitado, ni que todo sea culpa de la incompetencia e ineptitud de los que durante más de una década han estado al mando...

Crónica de una quiebra anunciada

Como comentaba en la introducción, al nuevo Gobierno no estaba contento con sus empleados y no podía echarlos, así que, como informaba esta semana El País, se aseguraron de hacerse con nuevos trabajadores más afines a sus ideas mediante contratos de obra, atestados de irregularidades y oposiciones a medida. Pasó lo mismo que en la Unión Soviética, no había paro. Paro no, había seis personas para cambiar una bombilla. 

Muchas veces se hace una broma con la expresión tirar el dinero al retrete, pero aquí es básicamente lo que se ha hecho. Al igual que un blanqueamiento de dientes de Cristiano Ronaldo, los gastos se volvieron desorbitados, en cinco años se habían duplicado y la cosa siguió subiendo. El aumento en  número de empleados no se correspondió con un incremento de producción propia, y hasta el año de la visita del papa el ente adjudicó la instalación del sistema de sonido a una empresa que más tarde se revelaría como parte implicada del caso Gürtel. 

Pero el quid de la cuestión es que este descalabro del gasto ha venido parejo con otro en la degradación de los contenidos. Los pobres índices de audiencia demuestran que hace años que los valencianos decidieron dejar de lado su televisión pública ante lo extremadamente sectaria y politizada que se estaba volviendo. Parece que desde la dirección no escuchaban, o no querían oír, las voces de los ciudadanos que rechazaban aquel modelo en favor de la TV3 (que fue prohibida en Valencia), una cadena seria y ejemplar, como aseguraba la diputada Mónica Oltra, famosa por las camisetas  que portaba en sus sonadas intervenciones en el congreso.



La profesionalidad de los responsables de la televisión valenciana se vio cuestionada en más de una ocasión, todos recordamos lo discretamente que se trataron temas como los casos de corrupción, y en especial la implicación del expresidente Francisco Camps, por no hablar de la desaparición de la candidata socialista a la alcaldía de Valencia, Carmen Alborch, que estuvo meses sin aparecer en pantalla.

Varios de sus directivos se han visto envueltos en escándalos de gran enevrgadura. Pedro García, nombrado por Camps Director General de la cadenaestá imputado por desviar a la trama Gürtel tres millones de euros que debían ir destinados a la visita del papa a Valencia en 2006. Vicente Sanz, creo que emulando a su ídolo Pedro J. Ramírez, fue denunciado por abusos sexuales. Además se le relaciona con la famosa frase normalmente atribuída a Zaplana: "Estoy en política para forrarme".

Lamentablemente, lo ocurrido en RTVV parece sólo el preludio de lo que queda por venir en las demás cadenas de ámbito regional las cuales, como hemos venido advirtiendo en blogs como este, parecen empeñadas en decirnos que ya no son un servicio necesario, sostenible ni mucho menos... público. O por lo menos no lo parecen. Sólo espero que con su desaparición al menos salgan pequeñas productoras independientes que se lanzen a hacer algo mínimamente arriesgado, la única forma de crear algo industria sana.


4 comentarios:

  1. Me he reido mucho. Muy buena-

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  2. Son tan divertidos los EREs... que los 1198 se estan partiendo la caja...

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    1. Obvio que los despedidos no lo estarán pasando muy bien, pero eso no quita que podamos hacer sátira y ser críticos, enespecial con los políticos. Joder con la mojigatería, si por vosotros fuera no se podría hacer humor de nada.

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  3. Buena crónica, mejor que la de algunos periódicos.

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