viernes, 6 de julio de 2012

Cuando RTVE se convirtió en política

EL LLORENTE AL HOYO Y EL SOMOANO AL BOLLO



Claro y directo fue Jordi Evole el pasado miercoles en la gala de entrega de los Premios Iris al mencionar lo absurdo que le parecía que cada vez que cambia un gobierno se reemplace al director de informativos de la televisión pública. No digo que el asunto no sea ridículo, pero no más que muchas cosas a las que ya estamos acostumbrados y por las que nadie siente necesidad de ponerse en pie de guerra.

Televisión Española hace tiempo que dejó de ser un servicio público, y mucho más que dejó de ser una televisión, aunque admito que sin ella no tendríamos un ápice de esa programación cultural de "cuotas mínimas" que de dejar en manos de las privadas habrían caído en un vórtice sin salida. Hablamos, aunque suene tópico de la segunda cadena, de Los desayunos de TVE y, por supuesto, de su conductora Ana Pastor.

Precisamente esta última se unió a  Évole en su grito de protesta por la destitución de Fran Llorente y su sustitución por Julio Somoano (me abstendré de hacer chistes sobre su recto), que proviene de Telemadrid, argumentando que algún día le gustaría mirar a sus hijos y poder decir que ella no bajó nunca la cabeza ante el poder. Optando por el humor afilado el primero y por la emotividad regulera de la cinta más mainstream de Spielberg la segunda, los encumbrados por la opinión pública como los únicos periodistas dignos de este país han hecho gala del status que les regaló ese público que cuenta con poder para quitárselo cuando quiera. Protestar está de moda, hacerlo con razón, aún más, y tristemente hay motivos para ello. 

Que los medios desinforman lo sabemos, que la cosa está mal, también. Si algo bueno tienen estos nuevos ídolos de la televisión es que dan un mensaje de optimismo. Estamos jodidos, pero no tenemos porque seguir así. Instan a la revolución, al trending topic, al 15M y al perroflautismo o como querais llamarlo, pero hacen lo que creen correcto y desde su (puede que ilusa) honestidad intentan que los demás tambien lo hagan. Y si esa corriente no es del todo malintencionada, bienvenida sea. Y que haya más como ellos. 

La televisión también debería tener un hueco para la rebeldía. Que una cadena como TVE que lleva años jactándose de hacer buena televisión emita bodrios infectos, véase Águila Roja, o se dedique a reponer Ana y los 7, posiblemente de los peores productos que haya parido nuestra ficción nacional en años, es esperpéntico y tramposo. Y más que pretendan que lo veamos, ya no digo los emergentes pedantes de turno que se creen guais por ver Juego de Tronos, sino cualquiera que busque mantener su salud mental. 


Desde que la pública decidió deshacerse de  la publicidad esta solo ha ido de mal en peor. Este verano eliminan casi todos sus magacines, deja solo a uno de los rostros mas duros de ver en toda su parrilla que es el tío que cocina en el programa de Mariló por las mañanas o a otro tío haciendo Saber Vivir, que aun por encima no es Torreiglesias. El programa +Gente es de lo más abrupto que he visto en mucho tiempo, un hibrido entre un España Directo descafeinado y un late night nivel familiar con actuaciones musicales indies. Todo muy perverso.

No pensé que llegaría a decir esto, pero quizás volver a la inversión publicitaria no sea tan mala idea, pese a los problemas que esta atraviesa con la fragmentación de audiencias. O eso o instalar un sistema de pago por visión similar al que tienen los ingleses en la BBC, por el que nadie se queja allí, así que aquí no habría de ser distinto. Espera que me ría...

1 comentario: