Por reducción al absurdo
Me va a costar
mucho hablar de este tema sin que parezca polarizado o partidista, o que soy un demagogo aprovechando para hacer un ataque político gratuíto. Siento
decir a los que así piensen que la política es algo bastante banal en
comparación con las aspiraciones místicas y taoístas que guían mi existencia, y
que en ella solamente veo el mejor reflejo de la podredumbre humana. No me
visto de ningún color, poco me importa que haya sido el Partido Popular, como
si lo hace el Antitaurino o la Unión Democrática Confederada, a mí solo me importa la calidad. Y la de Televisión Española deja mucho que desear. Si en los últimos meses la situación era preocupante, este verano ha ido cuesta abajo, sin frenos y por una carretera con más baches de los que se ha encontrado nunca.
El gobierno se ha empeñado en hacernos creer que todo son causas
coyunturales, en ningún caso provocadas, y que quieren salvar la situación pero
no pueden. Con algo de tiempo conseguirán persuadirnos de que no necesitamos
un capricho tan costoso y problemático como una televisión pública, y que
esa pequeña espina nos beneficiaría a todos con su desaparición.
Podemos
señalar dos causas para este declive: por un lado, como es lógico, la salida de
la publicidad ha creado una brecha, a priori pequeña, pero que grano
tras grano ha acabado por desmantelar los principales ejes vertebradores de la primera cadena, pasando de ser líder absoluta de la televisión generalista, a situarse
en un tercer puesto con audiencias que rozan el 10%.
El problema es
muy fácil de entender, y tiene la misma explicación que la famosa crisis. Lo
que le ha pasado a esta sociedad es que nos hemos rodeado de ineptos, y
les hemos dado el derecho a decidir por nosotros qué es lo que nos conviene. Que no nos
engañen, la causa de todos nuestros males no es la economía, sino una mezcla de
incompetencia y mala fe. La ejecutiva de Mariano Rajoy está destruyendo la
televisión pública, y mucho me temo que lo hace a propósito. El
problema comenzó en la primera mitad del año, cuando se decidió no emitir
nuevos capítulos de Águila Roja y Cuéntame, ni estrenar su nueva
ficción de época Isabel (que por los trailers tenía muy buena pinta) y se confirmó la huída de José Mota a Mediaset.
Aún con todo
la cadena seguía estable... hasta ahora. El verano ha traído una reestructuración chabacana y
vomitiva, de la que me arriesgo a decir que su único objetivo es llamar la
atención, en el peor sentido. En la franja matinal han cerrado“La mañana
de la 1” y “Corazón”. Sin Mariló ni Igartiburu lo que tenemos son refritos como
“La mañana saber cocinar”, con fragmentos de la peor sección del programa, la
parte del cocinero (que además tiene programa propio el fin de semana) y “La mañana saber
vivir”, sin tensiómetros y sin Torreiglesias. En esta franja intentaron reponer
con nulo éxito telenovelas anticuadas y ahora le dan fuerte a su macedonia de
docusoaps, sin orden ni coherencia. Esos que no falten.
El mayor
problema viene en la tarde. Con la llegada del calor TVE tuvo que despedirse
temporalmente de uno de sus seriales de mayor éxito, Amar en tiempos
revueltos. La serie ha sido reemplazada por una cobertura cutrísima del
Tour de Francia (que otros años se emitía en Teledeporte) y volverá en septiembre
con nuevos capítulos que darán por finalizada la temporada actual, pero las
desavenencias de la cadena con la productora Diagonal han hecho crecer los
rumores de que podría pasar a Antena 3 a partir de 2013.
Si avanzamos
en la parrilla, la cosa no mejora. Tras finalizar el culebrón latino de turno,
hay que cubrir el hueco que deja +Gente, y que mejor que reponer una
serie de producción propia. Cañas y Barro? Los gozos y las sombras?
Herederos? Cuéntame? No... mejor Ana y los 7. Es el
primer año sin posado de la Obregón, pero este verano tampoco vamos a librarnos
de ella. Un relleno descarado, lo más asqueroso que ha parido nuestra ficción
nacional y lo peor que ha hecho Televisión Española en la última década, una
cadena que no muestra reparos en usar la palabra calidad para definirse.
TVE nunca ha
sido un espejo en el que deban mirarse los medios del resto del
planeta, ni su canal 24h un estandarte comparable (más a nivel técnico que
periodístico) con la CNN americana o la BBC, pero los pequeños logros que
había alcanzado en los tres últimos años se han visto derrumbados en pocas semanas.
Como aniquilar la tele pública, la radio pública y toda las industrias de la cultura
en menos de un mes. Nuevo récord del PP.
TENEMOS QUE LUCHAR POR LO QUE NOS PERTENECE! NO LO PERMITAMOS MAS.
ResponderEliminar...han vuelto a emitir AnaYlos7... han vuelto a emitir AnaYlos7...han vuelto a emitir AnaYlos7... han vuelto a emitir AnaYlos7......han vuelto a emitir AnaYlos7... han vuelto a emitir AnaYlos7......han vuelto a emitir AnaYlos7... han vuelto a emitir AnaYlos7... @________@
ResponderEliminarPerdona el rayamiento, pero es que, aparte de todo lo demás que estaban haciendo... ¡han vuelto a emitir Ana y los 7!
Huí de la televisión hace mucho por ser infumable. Estoy fisgando tu blog esta tarde aburrida y... viendo que opinas de la tele y su calidad casi lo mismo que yo... no se si admirarte por tu insistencia optimista en seguir viéndola o quedarme anonadada mirándote y preguntándome por qué no huyes y te salvas.
... madre mía... han vuelto a emitir AnaYlos7 Socorro! @________@