"¿Te das cuenta que vio nuestra serie anoche más gente que todos los episodios de Lyman's Boys juntos? Hay una cosa buena que se puede decir de los americanos, que hay muchos." - Sean Lincoln
Episodes es una coproducción británico-estadounidense curiosa, ya que se emite tanto en la americana Showtime como en la británica BBC Two. La premisa se centra en el matrimonio británico formado por Sean y Beverly Lincoln, creadores de una famosa sitcom en Inglaterra aclamada por crítica y público al que, tras ganar su enésimo premio BAFTA, se le presenta la oportunidad de hacer un remake de la misma para el público americano. La idea en principio parece una gran oportunidad y desemboca en su traslado a Los Angeles para el desarrollo de este nuevo proyecto, pero finalmente resultará no ser tan maravillosa como creían y amenaza con acabar destruyendo su feliz idilio.
Y es que la original Lyman's Boys era una obra de buen gusto, bien realizada y con un humor fino en el que tenían cabida hasta referencias a Rudyard Kipling, pero eso no parece ser muy sostenible, por lo que no tardarán en desengañarse y ver los cambios que la cadena pretende introducir en esta nueva versión hasta convertirla en una sitcom cutre de esas que tanto éxito cosechan en las networks americanas.
Y es que la original Lyman's Boys era una obra de buen gusto, bien realizada y con un humor fino en el que tenían cabida hasta referencias a Rudyard Kipling, pero eso no parece ser muy sostenible, por lo que no tardarán en desengañarse y ver los cambios que la cadena pretende introducir en esta nueva versión hasta convertirla en una sitcom cutre de esas que tanto éxito cosechan en las networks americanas.
Una de las imposiciones será que el papel protagonista lo encarne Matt LeBlanc, ese actor desaparecido de los medios y que está claro que no tiene nada que aportar, pero que pretenden usar como reclamo para atraer audiencia, una muestra más de lo estúpidas que pueden ser las cadenas proponiendo ideas que huelen a fracaso a leguas por no escuchar un poco más a los creadores, que suelen saber bastante más de lo que creen. Es loable que LeBlanc, que se interpreta a sí mismo, se preste a esta parodia en la que practicamente se burlan de su condición de actor pésimo en franca decadencia, cuya efímera fama le debe a la interpretación de ese bobalicón, mujeriego y estridente Joey en la mítica Friends, una estrella acabada que no hará más que empobrecer el producto.
La trama se asemeja a lo que vivió el cómico y emprendedor inglés Ricky Gervais cuando pasó por un proceso similar al ser llamado al otro lado del charco para adaptar la premiada The Office a Estados Unidos. Bien es cierto que la adaptación fue un éxito y superó en notoriedad y número de capítulos a la original, o que la espléndida interpretación de Steve Carell haciendo el personaje de Gervais se ha hecho inmensamente popular y no se asemeja al caso ficticio de Leblanc, pero sí sirvió al actor británico para darse cuenta de las diferencias en la filosofía de producción de ambos países, y de la ridiculez y pedantería que a veces rozan los americanos, reflexión que acabaría reflejando con su transgresor monólogo en los Golden Globe Awards de 2011.
Y es que en mi opinión no hay mejor modo de disfrutar de Episodes que entenderla como una feroz crítica a los valores y estilo de vida imperantes en la sociedad norteamericana, en especial al mundo del famoseo, la televisión y el cine. Sinceramente invitaría a sus creadores a venir aquí a comprobar como funciona en España, seguro que saldrían corriendo y a su lado lo de ámerica les parecería oro. La primera temporada refleja el desarrollo de la nueva serie, en el que gradualmente se van proponiendo nuevos cambios en su biblia a la vez que la paciencia y cordura de los protagonistas va en descenso ante la constante violación a la que es sometida su obra. Esta tanda de episodios no es brillante, de hecho llega a rozar lo aburrido en ocasiones, por lo que recomendamos saltar a la segunda temporada, cuando el show recibe la aprobación de la cadena y comienza su atropellada emisión.
Parece que es en ésta donde los guionistas han alcanzado el tono que buscaban y los gags adquieren toda su fuerza. Veremos juegos muy televisivos como que comiencen líderes en audiencia pero pierdan fuelle las siguientes semanas ante el estreno en la competencia de otra sitcom que cuenta con un perro que habla, y que el productor de la de los Lincoln rechazó cuando se la ofrecieron. Las conversaciones entre Sean y LeBlanc son realmente ingeniosas, y te sacarán al menos una sonrisa. Sólo por éstas y otras escenas como la revisión de guión en el segundo capítulo de la segunda temporada o las que se producen en el despacho del director de la cadena vale la pena verla.
Episodes es, con todo, muy irregular. Falla sobre todo en una poco sólida nómina de secundarios en los que apoyarse y en los constantes altibajos de ritmo y guión. Aún así no deja de ser una entretenida y original sátira que pueden disfrutar los interesadoss en conocer lo difícil que es la televisión entre bambalinas y con la que disfrutar entre la sequía de series que acostumbra traer el verano.
La primera temporada la podíamos disfrutar antes de que le cerraran el chiringuito a nuestros amigos de Megaupload, pero ahora está desaparecida. Tranquilos, no desespereis, como ya os dije lo mejor está en la segunda. Y como ninguna cadenade mierda tipo TNT, Cosmopolitan o Canal Sur tiene pensado emitirla en breve y los frikis que leen esto no tienen un duro para comprarla en DVD porque se han gastado la paga de mamá en una suscripción al Pornotube premium aquí os dejo los enlaces de series yonkis para descargarla.
La trama se asemeja a lo que vivió el cómico y emprendedor inglés Ricky Gervais cuando pasó por un proceso similar al ser llamado al otro lado del charco para adaptar la premiada The Office a Estados Unidos. Bien es cierto que la adaptación fue un éxito y superó en notoriedad y número de capítulos a la original, o que la espléndida interpretación de Steve Carell haciendo el personaje de Gervais se ha hecho inmensamente popular y no se asemeja al caso ficticio de Leblanc, pero sí sirvió al actor británico para darse cuenta de las diferencias en la filosofía de producción de ambos países, y de la ridiculez y pedantería que a veces rozan los americanos, reflexión que acabaría reflejando con su transgresor monólogo en los Golden Globe Awards de 2011.
Y es que en mi opinión no hay mejor modo de disfrutar de Episodes que entenderla como una feroz crítica a los valores y estilo de vida imperantes en la sociedad norteamericana, en especial al mundo del famoseo, la televisión y el cine. Sinceramente invitaría a sus creadores a venir aquí a comprobar como funciona en España, seguro que saldrían corriendo y a su lado lo de ámerica les parecería oro. La primera temporada refleja el desarrollo de la nueva serie, en el que gradualmente se van proponiendo nuevos cambios en su biblia a la vez que la paciencia y cordura de los protagonistas va en descenso ante la constante violación a la que es sometida su obra. Esta tanda de episodios no es brillante, de hecho llega a rozar lo aburrido en ocasiones, por lo que recomendamos saltar a la segunda temporada, cuando el show recibe la aprobación de la cadena y comienza su atropellada emisión.
Parece que es en ésta donde los guionistas han alcanzado el tono que buscaban y los gags adquieren toda su fuerza. Veremos juegos muy televisivos como que comiencen líderes en audiencia pero pierdan fuelle las siguientes semanas ante el estreno en la competencia de otra sitcom que cuenta con un perro que habla, y que el productor de la de los Lincoln rechazó cuando se la ofrecieron. Las conversaciones entre Sean y LeBlanc son realmente ingeniosas, y te sacarán al menos una sonrisa. Sólo por éstas y otras escenas como la revisión de guión en el segundo capítulo de la segunda temporada o las que se producen en el despacho del director de la cadena vale la pena verla.
Episodes es, con todo, muy irregular. Falla sobre todo en una poco sólida nómina de secundarios en los que apoyarse y en los constantes altibajos de ritmo y guión. Aún así no deja de ser una entretenida y original sátira que pueden disfrutar los interesadoss en conocer lo difícil que es la televisión entre bambalinas y con la que disfrutar entre la sequía de series que acostumbra traer el verano.
La primera temporada la podíamos disfrutar antes de que le cerraran el chiringuito a nuestros amigos de Megaupload, pero ahora está desaparecida. Tranquilos, no desespereis, como ya os dije lo mejor está en la segunda. Y como ninguna cadena
Yo la empecé a ver el verano pasado y aunque acabé un poco aburrida, este año la cogí con fuerza y la estoy disfrutando muho más. Una crítica estupenda sobre la industria de hollywood, un poco floja sobre todo en lo relativo a las relaciones personales más allá de los dos guionistas, pero entretenida y que se siente como un soplo de aire fresco por su originalidad y brutal honestidad.
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