El Gran Hermano simio llega a nuestras pantallas

Cuando el absurdo es la norma

 "El mono y la mona tienen monitos" - Niño predicador.

He pasado todo el día pensando que título irónico, brilante e ingenioso podría encabezar esta nueva joya del periodismo que me planteo escribir. En un primer momento pensé en hacer un juego de palabras con la expresión "El último mono", en Darwin y la teoría que dice que el hombre proviene del mono o incluso en la típica broma de comparar el prodigio intelectual de los concursantes de Gran Hermano y estas simpáticas criaturas. Al final he optado por el humor más visual (aunque igualmente tópico) de buscar en google la foto de esta simpática estatuilla ejercitando su músculo masturboide sin complejos.

Siempre he sentido una especial fascinación por el mundo animal. Constantemente me pregunto por el sentido de su existencia y llego a la conclusión de que estas criaturas son una broma del señor, sus pequeñas cagarrutias celestiales. Dios creó a los animales para  que podamos reírnos de ellos, en eso se basa  la felicidad humana y es la única explicación para los abrigos que algunas amas de casa adictas a la insulina y al prozac en cápsulas colocan a sus perros. Si hay un animal capaz de provocar la carcajada con sólo mirarles, esos son sin duda nuestros colegas los primates. Y es que los Carlos Areces de la naturaleza tienen la asombrosa cualidad -como ya demostró en sus inicios Berto Romero- de que cualquier acto que realicen, por cotidiano e irrelevante que éste sea, iguale a la mejor peli de los Monty Python.

Sabedores de esta condición, National Geographic, en su afán de buscar siempre formatos innovadores,  estrena este 23 de Junio "Big Baboom House", en el que ha decidido encerrar a siete monos en una casa  para hacer con ellos una especie de Gran Hermano. Pero en una casa normal, de humanos, amueblada  de  forma convencional. Hay retretes, sofás, cocina y una cama elástica para que los bichos se entretengan. El premio no será económico, los babuinos conseguirán plátanos y otros alimentos si van superando pruebas, en las que los organizadores irán introduciendo depredadores y otras sorpresas para ver como reaccionan (¿Soy el único que  ya esta viendo una anaconda devorando de una tajada a todos los putos monos?)

Para más inri, el productor ejecutivo de esta puta mierda creación dice que ha trabajado en su vida con un montón de personas, pero que "los monos fueron más simpáticos, atractivos y humanos que cualquiera de ellos." Ante semejante muestra de intelectualidad diré dos cosas: la primera que a ver con que personas has estado tú, pues no creo que fueran Miss Universo cuando un mono es más atractivo. Segundo, llego a ser yo una de esos que ha trabajado contigo y ya te habría partido la cara, engreído de las narices. El séneca de turno ha afirmado además que en el programa los babuinos "defecan, orinan y copulan por toda la casa antes de salir por la noche y aún así son más limpios que los concursantes de Jershey Shore." Salir por la noche? Seguro que se pegan unos fiestorros de agárrate y no te menees en Pachá hasta las tantas...

La noticia parece de broma, no podemos negarlo, pero es real  y nos prepara para un programa  tecnicamente absurdo que hasta roza la telebasura. Me he decidido hoy a hablar de él porque, después de escuchar  lo del dichoso rescate y sabiendo hacia donde vamos, quizás esta sea la tele que necesitamos: televisión absurda para un mundo absurdo. Por otro lado, monos defecando y copulando debe ser lo más intenso  que pueden soportar nuestras gargantas y ya estoy deseando que se estrene para partirme el ojal sin parar. Por no hablar de los múltiples alicientes que podría traer. Estoy deseando ver el Monkey-edredoning y de saber como serán los confesionarios, o el sistema de nominaciones... y si la cosa sale bien siempre se podrá realizar la edición babuína de Supervivientes (creo que Raquel Sánchez-Silva no desentonaría entre esta fauna). Otra idea por la que mataría es ver a las familias de estos simpáticos animales discutiendo unos con otros en el plató con la Mercedes Milá sudafricana de turno. Ya nada me soprendería...