viernes, 2 de noviembre de 2012

Pasando un Halloween de risa con Mockingbird Lane y Zombies Origen

Cuando se acerca el día de Todos los Santos habidos y por haber, debemos recordar la festividad pagana de origen celta del Samhain, la cual dominó Europa hasta su conversión al cristianismo. Pero resulta que como los neo-paganos y druidistas a los que tengo el gusto de conocer son una minoría, ese invento tan traicionero como manipulador que es la televisión nos dice a los demás que es Halloween, y nos lo tenemos que creer. Hay una series de leyes no escritas que ninguno se plantea quien las puso ahí ni por que razones tenemos que cumplirlas, pero nadie se queja de ellas y todos las siguen de manera literal. Así la noche del 31 de Diciembre los niños tienen que disfrazarse, tocar los huevos llamando a la puerta de posibles pedófilos y en la tele hay que poner pelis que supuestamente dan miedo. Tranquilos, a nadie se le ocurre contar junto a la chimenea un relato de Lovecraft o Edgar Allan Poe. No queremos un tritón, un cíclope o al Ctulhu. Mejor zombis, zombis y más zombis. Hablemos pues de dos curiosas propuestas que han visto la luz estos días.


Mockingbird Lane 


Mockingbird Lane es la revisión que la NBC estaba preparando de la serie clásica The Munsters, conocida en España como La familia Monster y que emitió originalmente la CBS entre 1964 y 1966. Por diversas circunstancias que no relataré porque no las conozco y no me apetece buscar en Google, la nueva serie fue cancelada cuando ya habían grabado un episodio piloto bastante caro, por lo que han decidido rentabilizar un  poco la inversión estrenando este unos días antes de Halloween. 

Las expectativas podían estar muy bajas debido a la poca confianza que la cadena depositó en el producto, pero a su vez no podía dejar de despertar curiosidad que el encargado de llevarla a cabo fuese Bryan Fuller, creador de series de culto como Dead Like Me, Wonderfalls y una que me encanta, Pushing Daisies (Criando Malvas). En este caso han decidido desmarcarse bastante del original, por lo que no podemos hablar tanto de remake como sí de un nuevo producto tragicómico, muy gótico y con reminiscencias a Tim Burton y a algunas cintas de terror clásico. 

El piloto, dirigido por Bryan Singer (X-Men, Sospechoso habituales), no está nada mal. Nos cuenta como tras un incidente en un campamento de los boy scouts en el cual el pequeño Eddie Munster  se transforma en hombre lobo y ataca a sus compañeros la familia al completo decide mudarse a una mansión decimonónica que en su día fue habitada por un asesino de vagabundos. Este peculiar clan está formado por el padre Herman Munster (Jerry  O'Connell), un peculiar Frankenstein con problemas de corazón por amar con demasiada intensidad; su mujer Lilly Munster (Portia de Rossi),  tentada de comerse a su hijo; Marilyn Munster (Charity Wakefield), la única humana corriente de la familia, lo que despierta el rechazo del Abuelo Sam Dracula (Eddie Izzard), el verdadero cabeza de familia.


Las tramas se centran en el dilema de los padres de Eddie sobre si revelarle que en realidad sus compañeros no fueron atacados por un osezno, sino por él mismo transformado en licántropo, y en el plan del abuelo de matar al nuevo monitor de los Scouts del niño para beber su sangre y que Herman pueda quedarse su corazón, ya que el que actualmente tiene implantado le está fallando. Se nota mucho la mano de Fuller, en todo el capítulo está presente ese humor negro tan sutil, además de lanzar insinuaciones y reflexiones un tanto categóricas sobre la metafísica de la vida y la muerte o la existencia del ser humano. 

El gran presupuesto desembolsado ha valido la pena, pues los efectos  son bastante decentes y ayudan a potenciar ese ambiente psicodélico y siniestro: las ratas que conforman el cuerpo del abuelo, las arañas tejiendo el vestido de Lilly o el cuerpo múltiple de Herman con su cremallera en el pecho para acceder al corazón. Si tuviese que encontrarle un defecto, diría que no engancha, no parece que conduzca a una continuación nada jugosa. Es una excelente y divertida presentación de personajes, pero ninguna de las tramas autoconclusivas tiene suficiente fuerza. En ese sentido me ha dejado frío.

Zombis Origen


La cadena TNT España (que últimamente parece un monográfico de The Big Bang Theory) estrenó este miércoles Zombis Origen, un especial de casi treinta minutos de duración de la serie Zombis del cómico Berto Romero, que él mismo protagoniza junto con su inseparable guionista Rafel Barceló, y producida por la propia TNT, la productora El Terrat y la compañía teatral El Cansancio, de la cual forman parte Barceló y Romero.

Recordemos que Zombis fue una producción de escaso presupuesto para internet que El Terrat puso en marcha aprovechando el tirón de su cómico estrella, y que narraba las vicisitudes de dos amigos que convivían en su apartamento mientras a su alrededor sucedía el apocalipsisis zombie. A TNT le interesó la idea y decidió no solo emitir la primera temporada, sino también asumir los costes de una segunda muy parecida con el fichaje de la actriz Silvia Abril, y que incluirían dentro de su bloque de programación Adult Swim, junto a otras series como Metalocalypse, Robot Chicken, The Ricky Gervais Show o Eagleheart.

Lo de este miércoles no tiene nada que ver con el resto de la serie. A modo de precuela que intenta contarnos los inicios de la infección, lo que nos ofrece Zombis Origen es una sucesión de gags y personajes sin demasiada relación entre si. Así nos olvidamos del plano de una sola cámara trincada y contamos con varios escenarios. Seguimos teniendo el piso de Berto y Rafael, pero ahora lo vemos desde diferentes ángulos, y también  nos vamos a las calles y a otros interiores.


El argumento se divide en cinco tramas: la del presidente del gobierno en su bunker de máxima seguridad, Berto, Rafael y un tercer amigo en el clásico apartamento, un programa de televisión matinal cuyos presentadores y público se han convertido en zombis (a todo esto, me gustaría saber que opina Mariló Montero sobre el transplante del alma zombi), la de un sacerdote intentando ocultar la invasión a su madre adicta a la literatura lasciva y la de una pareja que escapa de su boda tras ser asolada por los muertos vivientes. También tenemos tiempo para ver una estrafalaria película en blanco y negro grabada en los  años 50 ante el temor a una guerra nuclear y un pequeña intrusión en un bazar chino.

Para interpretar a tan variopintos personajes cuentan con los cameos de Ángel Martín, David Fernández, José Corbacho, Asunción Balaguer o Darío Paso. Respecto a la grabación, en el caso del presidente lo que vemos es la imagen de lo que captura él con su videocámara, en la tienda de los chinos nos enseñan una cámara de seguridad y en el programa de televisión alternamos la imagen de cámaras tanto de plató como del reportero. El resto de secuencias utilizan una realización omnisciente muy corriente, sin que se advierta la fuente desde donde se filma.


La base del episodio es el humor absurdo y surrealista, derivado de mostrar situaciones de la vida cotidiana cuando son trastocadas por la presencia de los zombis. Tiene alguna cosa un poco graciosa, pero nada que destaque especialmente por su brillantez. Creo que deberían tomarse más en serio el hecho de que estaban haciendo ficción. Es decir, no pongo en duda que los chicos de El Terrat son muy buenos trabajando sketchs y sacando un humor muy mordaz de temas sociales y de actualidad, como han demostrado en casi todos los programas que han hecho, pero eso que tan bien funcionaría en un late show (como la aparición de Fidel Castro) no es suficiente para hacer un cortometraje  o una serie, es necesario revisar y machacar la escaleta o la dirección de actores. Me gustaría que la trama estuviera más cohesionada y que hubiera algún conflicto interesante, porque los chistes hiperbolizados solo se aguantan dos minutos. De todos modos solo por la presencia de Berto y Ángel Martín echarle un ojo no será una pérdida de tiempo total.

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