martes, 13 de noviembre de 2012

Alguien tenía que decirlo, la televisión en España da mucha pena

No sé si es fallo mío, pero últimamente siento que cada día hay más cosas que quiero hacer y menos momentos para llevarlas a cabo. Si mi tiempo es muy valioso, me imagino que el de cualquiera de mis  lectores lo será aún más, y no creo que estos quieran malgastarlo viendo mediocridades en donde escasea el buen gusto. Alguien tenía que decirlo, el pretendido espacio de humor centrado en la sátira del mundo del corazón que estrenó ayer La Sexta para intentar revitalizar su franja de tarde, no es interesante, ni innovador, ni tan siquiera entretenido. Aunque tenía nulas expectativas, en el fondo de mi corazón deseaba haberme equivocado. Me habría encantado escribir una crítica realmente elogiosa, pero no ha podido ser.

Vamos a babear con las fotos del desfile de Victoria's Secret

Aunque intentando distanciarse lo más posible del formato conducido durante seis años por Patricia Conde, el objetivo de este nuevo proyecto era cubrir el target de humor que había estado presente en La Sexta desde sus inicios, y del que la cadena ahora propiedad del Grupo Antena 3 estaba huérfana desde su cancelación. Nos hemos cansado por activa y por pasiva de decir que ciertos formatos de éxito espontáneo no se pueden planear, y que intentar repetir una idea millonaria en lugar de arriesgar con otra en la mayoría de los casos es sinónimo de fracaso. El peculiar modo de entender la vida de Ángel Martín es de una comicidad hilarante, y lo que hizo en su día fue realmente fresco, transgresor y necesario. Y divertido, demasiado divertido. 

Antes de despotricar sin mesura, debo admitir que lo que vimos ayer está un poco por encima de los programas que hizo Flo con el otro y la de las tetas, o de aquello que presentara Goyo Jiménez en Cuatro, por citar los anteriores intentos de emular a Sé lo que hicisteis de nuestra televisión, aunque eso no es decir mucho, ya que estos eran una bazofia de proporciones astronómicas. Pero ni el tono empleado, ni sus contenidos, ni la vis cómica de Dani Rovira, David Broncano o Txabi Franquesa o la dicharachera reportera andaluza capaz de provocar un caos circulatorio en pleno centro de Madrid para hablar sobre Pablo Alborán son suficientes para sustentar una hora de programación. Obviando que el tema a tratar sea corazón, política, deportes o la caza del escorpión, el principal problema radica en que lo que dicen no hace gracia. Y tampoco es atractivo, curioso o ameno.  


Alguien tenía que decirlo ha sabido captar la esencia de la etapa más decadente de Sé lo que hicisteis y lo más infumable de Otra Movida. Así pues, dudo que le guste a cualquier persona que no esté interesada de antemano en el famoseo. Aquí se habla de Paquirrín, de Justin Bieber y de Cristiano Ronaldo. Y lo hacen a base de reportajes cutres al más puro estilo Que me dices y comentarios en plató sustentados en un humor pueril, castizo y anticuado, variando tonalidades de voz e incluyendo efectos de sonido que imitan golpes y ruidos varios. Y para rematar, un reportaje en el que visitaban el barrio de Tamara Falcó para preguntar si usaba braga o tanguita. Muy adulto todo. 

Rovira y Franquesa no solo no hacen gracia, sino que en ciertos momentos dan ganas de pegarles un tiro. Sin embargo, simpatizo un poco con Broncano, cómico al que le cogí el gusto hace pocos meses y que considero un gran artífice del humor negro, y que en este primer programa ha sido el único que ha intentado ser un poco creativo y trabajar un tono menos facilón y tópico. Hasta me he llegado a reír con algunos de sus puntazos (atentos a lo del blanqueamiento anal), pero lamentablemente es solo un oasis en este inmenso desierto. Respecto a la entrevista del final a Irina Shayk, la novia de Cristiano Ronaldo, no fue demasiado desagradable, aunque tampoco aportaba nada. 

Lamentablemente, este programa no está tan lejos del Tomate como les gustaría pensar a los que lo concibieron. Se excusan en que quieren hacer un humor más blanco y buenrrollista, cuando no puede  decirse estupidez más supina. Sin ironía, sin un tratamiento incisivo, la comedia no tiene sentido. Al programa le falta rodaje, eso es cierto, pero también centrarse más en la parodia y en algún que otro sketch. Deberían alejarse del mundo del famoseo cutre y hablar de algo con lo que los presentadores se sientan cómodos. Y sobre todo, que los guionistas escriban línea menos dolorosas. Da grima ver por enésima vez un chiste  metido con calzador sobre el ojo del culo o el graduado escolar de Kiko Rivera. 


El formato, por otro lado, es demasiado dinámico. Realizado en un garaje con varias cristaleras que dan a la calle como ya hacían en El informal, los tres cómicos hablan de forma distendida en un sofá de asuntos varios. Es cierto que hay que animarse un poco a la hora de la siesta, pero también podían encontrar un término medio con el ritmo. Parece que somos idiotas, que solo queremos ver gente gritando, bailando, dando saltos y voces pomposas en vídeos sobre el dinero que se gasta no sé que familia. A ver si de una maldita vez algún iluminado se da cuenta de que si en lugar de imponer las estúpidas ideas de un directivo se permite a los cómicos hacer su humor las cosas empezarán a salir bien.  

Se me ocurren miles de actividades más provechosas que podéis hacer en lugar de ocupar una hora cada día viendo esta tontería. Leer, ver cine, tener sexo salvaje sobre la encimera de la cocina, hacer deporte (estas dos deberían ir juntas) o incluso trabajar. De todos modos, si aún sigue en emisión, le echaré un vistazo dentro de unas semanas para ver si ha mejorado algo. Y a los que, como a mí, esto os haya dejado fríos y necesitéis una buena dosis de humor del bueno, nada de preocuparse, el dolor se os pasará abriendo inmediatamente esta página.    

Archivo fotográfico ⎪  laSexta.com,  chicadelatele.com

1 comentario:

  1. No hay por donde cogerlo......... Ayer lo quite por asco. No le veo la ninguna diferencia con salvame

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