domingo, 11 de noviembre de 2012

Moone Boy, una peculiar producción irlandesa

Existen muchos círculos en la red en los cuales a todo lo que tenga la denominación de indie, minoritario o out  se le coloca por si solo un letrero de interesante y atractivo. Internet  nos da la posibilidad de no conformarnos con lo establecido y echar un vistazo a cosas con algo menos de presupuesto y notoriedad que, sin llegar a ser nunca obras maestras, resultan bastante refrescantes y pueden hacernos pasar un buen rato cuando no encontramos nada apetecible en la televisión convencional. Esta serie irlandesa me ha llamado la atención, primero porque creo que nunca había visto una serie de esta nacionalidad, y después por lo atrevido de la propuesta.

Una época, un lugar y un amigo imaginario

Moone Boy fue estrenada hace unos meses en la cadena británica Sky1 y es una creación del actor y humorista Chris O'Dowd, al que algunos recordaréis por The it Crowd (Los informáticos), y que ha confesado que la serie es autobiográfica, siendo inspirada también por su película Capturing Santa. Y todos sabemos que las cosas personales pueden ser fácilmente las obra más interesante del mundo o una bazofia sin el más mínimo sentido excepto para el que la haya creado. El cómico  intenta reflejar su infancia a través de Martin Moone, un niño con escasas habilidades sociales y mucha imaginación que reside en una pequeña población de la Irlanda de 1989 acompañado de su disfuncional familia y de su amigo imaginario, interpretado por el propio O'Dowd.


Un error de la serie creo que ha sido presentarla como si su principal atractivo fuesen el pequeño y su peculiar amigo, pues no solo esta creación de su subconsciente sale poco en pantalla, sino que las tramas no se centran solo en su protagonista, ya que todos los miembros de la familia e incluso de la localidad tienen gran relevancia en la historia y son introducidos de formas muy originales y carismáticas. Moone Boy es el reflejo de una sociedad, la de Irlanda del Norte; y de una época, la de finales de los 80. Un convulso periodo electoral, los días de la caída del muro de Berlín y los inicios de una generación. De nuestra generación.  

A Martin le ha tocado vivir con tres hermanas: Trisha, Fidelma y Sinead, a cada cuál más diferente y a cada cuál más hostil. Por si fuera poco, el pobre niño tendrá que lidiar con los abusones del colegio y con el rechazo de algunos adultos ante sus pobres razonamientos o sus disparatados planes, sobre los que su amigo especial intentará advertirle. Es curioso como funciona la psique humana, pues aunque este colega sea fruto de su imaginación, sus razonamientos suelen ser mucho más sensatos y le dan las mejores ideas para arreglar sus conflictos. Su padre posee un taller en el garaje de casa, y es el típico cabeza de familia que a veces no puede soportar a los suyos, mientras que su mujer intenta ocupar su tiempo libre en actividades como la campaña de la futura presidenta de Irlanda Mary Robinson.


La serie se compone de un humor sutil, pero a la vez incisivo y original. Todos los gags son bastante decentillos, y aunque no arrancan carcajadas, sí que logran que mantengas una sonrisa durante los veinte minutos que dura cada uno de los seis episodios con que cuenta su primera temporada. Por otro lado, visualmente creo que tiene mucha personalidad, los  montajes son bastante rápidos y además incluyen algunos de los dibujos que Martin realiza en su cuaderno y la animación de como estos toman vida en su cabeza. Todos los que hayáis tenido una infancia difícil o una personalidad retraída y centrada más en reflexiones y actividades creativas que en la interacción social os sentiréis por lo menos identificados. 

Archivo fotográfico ⎪  sky.com

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