lunes, 7 de octubre de 2013

Sexo en directo dentro de una caja, posiblemente el motivo por el que se inventó la televisión



Channel 4, posiblemente uno de los artefactos que más ha innovado en la comunicación bidireccional entre pantalla y espectador jugando de forma bestial con nuestras expectativas, ofrece esta noche un espacio al que debemos prestar atención. Tras sorprendernos con los fabulosos cortometrajes experimentales Random Acts ahora están a punto de revolucionar la televisión con un experimento tan novedoso como controvertido: tres parejas entrarán en un habitáculo de menos de doce metros cuadrados, mantendrán dentro sexo en directo sin que nosotros los veamos y luego hablarán de ello en un plató.

Ante los ataques recibidos por parte de los sectores más hipócritas y moralistas de la sociedad, su presentadora Mariella Frostrup ha defendido el espacio argumentando que lo que ella espera es tener una charla espontánea, franca y madura sobre sexo. Daniel Glover, uno de sus editores, ha aclarado que el show abrirá discusiones honestas sobre el papel que juega este tabú en nuestras relaciones, algo imposible de encontrar actualmente en la televisión generalista. Las parejas incluyen un matrimonio maduro, una pareja homosexual cercana a los 30 años y una heterosexual que ronda los 20 y cree que la sociedad no está abierta lo suficiente como para hablar en público de este tema.

Lo de siempre: apoyaré esto siempre que nos sirva para huir de los tópicos y lugares comunes que programas cortados por el patrón de Lorena Verdún y similares suelen ofrecernos. Y siempre que el dichoso invento sea divertido, que esto es tele, no lo olvidemos. Si se trata solo de buscar nuestro instinto de pulsión más básico con chorros de sensacionalismo prefabricado estoy seguro de que lo olvidaremos al instante. A estas alturas, por supuesto, ya podemos escuchar a nuestros amigos y familiares quejándose del escándalo que para ellos supondrá esta noticia. Puede que a nivel personal no nos guste o atraiga el formato (aunque personalmente creo que será realmente revelador), pero no veo por qué en una sociedad supuestamente democrática y progresista tenemos que escandalizarnos cuando propuestas así intentan erigir una nueva voz.

Todo esto ha coincidido en el tiempo, por cierto, con el estreno en Showtime de la excelente Masters of Sex. Inspirada en hechos reales, esta nueva serie gira en torno a los experimentos que el ginecólogo William Masters realizó en los años 50 y que ayudaron a ampliar nuestros conocimientos sobre la sexualidad humana. Gracias a él se empezó a estudiar, entre otras cosas, el orgasmo femenino. De sus virtudes hablaré próximamente con más detalle, pero puedo adelantar que en el piloto la propuesta de su protagonista es tachada de loca y obscena por todo el que la escucha, siendo obligado a desarrollarla en secreto. Quizá cinco décadas después no hayamos avanzado demasiado como sociedad.

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