Troy: Whoa! Que bien imitas a Jeff ¿Cómo lo has hecho?
Abed: 10% Dick Van Dyke, 20% Sam Malone, 40% Zach Braff de "Scrubs" y 30% Hilary Swank en "Boys don't cry".
Jeff: Zach braff?Abed: Lo siento.
Community ha sido una de las últimas revelaciones de la comedia televisiva estadounidense. Y no es para menos, ya que entra no solo en el top de mejores series que podemos encontrar ahora mismo en antena, sino que es una de las pocas capaces de reinventarse en cada capítulo manteniendo algo tan difícil como la expectación ante la nueva estructura narrativa o bizarrada formal con la que nos sorprenderán la siguiente semana. Un constante derroche de ingenio y creatividad se une a unos grandes personajes y un nivel de dirección y guión por encima de la media, convirtiéndola en una experiencia inolvidable destinada a ser encumbrada como clásico algún día.
Troy and Abed in the Morning
La serie ha sido encuadrada junto a 30 Rock y Parks and Recreation como una de las comedias intelectuales de la NBC. En cierto modo porque hay mucha gente idiota que llama intelectual a cualquier cosa que parezca extraña o que no repita los esquemas básicos y tópicos con patas que están acostumbrados a ver en las sitcom de veinte minutos. Community no intenta agradar a todo el mundo y nunca juega sobre seguro (a diferencia de Modern Family, con la que ridículamente han querido emparejarla también), algo que parece hasta antitelevisivo. Así, en las tres primeras temporadas podemos encontrarnos un episodio en el que todos se convierten en zombies, una parodia del cine de acción más épico a través de un juego de paintball, una partida de Dragones y Mazmorras, uno realizado mediante animación stop-motion, otro en el que los protagonistas se introducen en un videojuego de 8 bits, uno que transcurre íntegramente en una habitación buscando al acusado de haber robado un bolígrafo, un falso recopilatorio de momentos que nunca han vivido los personajes, un documental al estilo del Canal de Historia que recrea una guerra de almohadas y otro en el que la historia se bifurca a través de líneas temporales alternativas.
Sus guionistas juegan continuamente con la metaficción y las referencias continuas o parodias a iconos de la cultura popular, ya sea cine, televisión, música o cómic. Pero bien hechas, no como en The Big Bang Theory. Su principal virtud es que mientras cualquier espectador puede disfrutarla a un nivel elemental, aquellos más eruditos captarán lo incisivo de los diálogos, los dobles sentidos y los continuos homenajes a ese mundo que conocen y admiran. El que no reconozca esto no solo no ha comprendido en absoluto la esencia de la serie, sino que no tiene ni idea de que son en realidad las series o el cine. No habrán entendido nada sobre la ficción y solamente estarán haciendo el idiota. Y lo digo yo, que seguro que no he pillado más del 40% de las referencias, pero que aún así me veo obligado a reconocer que toda obra de arte respetable es hija y deudora de todas las obras y corrientes que la han precedido, que nada nace por generación espontánea y la única manera de criticar algo es preguntarse como está hecho. Hay parodias de Godfellas, Shutter Island, Pulp Fiction, Mi cena con André, The Dark Knight, Mad Men, Cougar Town, Doctor Who o Star Trek. Poder conjugar todo esto creando un producto fresco y novedoso es lo que la convierte en algo realmente significativo.
Troy: ¿Un DVD de la primera temporada de Lost?
Abed: Es una metáfora. Representa algo inacabado.
Pero pongámonos en antecedentes. La serie es creación de un pequeño genio llamado Dan Harmon que ha ejercido de showrunner y productor ejecutivo durante los tres primeros años y en cuyas experiencias personales se basó en parte la historia. En un intento de salvar su relación con la que era su novia, este hombre se inscribió en el Colegio Comunitario de Glendale, al noroeste de Los Angeles, para estar junto a ella estudiando español aunque el curso le interesase un cojón. Allí se introdujo en un grupo de alumnos extraños con los que no tenía nada en común y que en un principio no le cayeron nada bien. Harmon, hasta entonces egocéntrico e individualista, empezó a sentirse cercano a esta gente a pesar de que no tuviesen ninguna relación con el mundo del cine ni a primera vista pudiesen aportarle nada. Así aprendió el valor de comprender emocionalmente a otras personas y las razones por las que hasta entonces había fracasado en sus relaciones personales. Algo que muchos aún estamos asimilando ahora.
Pues el argumento es ese: Jeff Winger, un exitoso abogado (y alter ego de Harmon) que ha vivido básicamente del engaño y la estafa al que acaban de retirar su licencia, es obligado a asistir a la Universidad Comunitaria de Greendale si quiere volver a ejercer su profesión algún día. El concepto de Universidad Comunitaria resulta fantástico, pues es por definición el último refugio de la gente que a sus cuarenta años no ha conseguido nada y aún está pensando hacia donde irá su vida. El humor es la representación ácida del fracaso, y esta escuela llena de alumnos idiotas o perdedores eleva tal concepto hasta su máxima expresión. Para intentar acostarse con Brita Perry, una rubia impresionante de personalidad inestable y esquizofrénica, se introducirá en un grupo de estudio con gente de lo más variopinta: Shirley Bennett, una ama de casa cristiana muy conservadora que tras ser abandonada por su marido decide estudiar para montar su propio negocio; Troy Barnes, un jóven deportista afroamericano que ha tenido que retirarse debido a una lesión o Abed Nadir, un hindú con serios problemas de empatía aficionado al cine y la televisión que ve todo a su alrededor como una ficción seriada.
Abed es capaz de predecir actitudes de sus compañeros y describir estas con términos como cliffhanger, tensión sexual, bottle episode, temporadas o suspensión de la incredulidad. También están Annie Edison, una chica de veinte años con escasa experiencia en las relaciones sexuales cuya adolescencia fue traumática por lo poco agraciado de su atractivo físico en aquel entonces y Pierce Hawtorne, un sexagenario de buen corazón pero con involuntarios arrebatos sexistas y homófobos que representa la frustración a la hora de ser aceptados por los demás, dueño de un lucrativo imperio de toallitas húmedas que tras haber fracasado con seis matrimonios lleva varios años buscando su sitio en la universidad.
Troy: El nombre del mono es Tetitas de Annie. Lo llamamos así en honor a las tetas de Annie.
Para las personas que, como yo, hemos pasado una infancia y adolescencia algo difíciles o en la que estábamos fuera de lo establecido por los grupos sociales mayoritarios (o para los que metemos la pata a la hora de hablar con otras personas debido a nuestras nulas habilidades sociales) es casi inmediata la identificación con los personajes de Annie, Abed y Pierce. Para Jeff será algo más difícil, pues aunque en principio solo quiere tirarse a Britta y conseguir el título para regresar a su acomodada vida, pronto empezará a cogerles cariño a todos ellos y a darse cuenta de que lo que de verdad hace feliz al ser humano son las demás personas. Es cierto que en los primeros episodios algunas tramas tienen bastante moralina y buenrollismo repitiendo el trillado mensaje de vamos a querernos todos, pero lo compensa con todo lo demás. Un pequeño defecto que va desapareciendo conforme avanzan los capítulos para ofrecernos tramas que rozan la locura y el absurdo más sublimes haciendo evolucionar a los personajes hacia lugares que no habíamos imaginado.
Community no sería nada sin sus secundarios de lujo. Se ha hablado mucho del Señor Chang, ese profesor de español de raíces orientales pero espíritu mexicano. O para que nos entendamos, el chino que sale del maletero en Resacón en las Vegas. Pero yo reivindico sin dudarlo la figura del Decano Craig Pelton, mi favorito por encima de todos. Cada aparición de este extraño hombre es tan sorprendente como reseñable. En palabras de Jeff, ¿Cuantas veces puede entrar una persona en una habitación con disfraces ridículos y noticias irrelevantes? Un personaje acusado de varias parafilias y presuntamente homosexual que no para de insinuar la atracción que siente hacia el protagonista de la serie. El decano es el estandarte de fracaso de toda la legión de fracasados que tiene bajo su responsabilidad. A sabiendas de que Greendale es un agujero infecto y descorazonador, no para de idear planes ridículos para intentar convertirla en un lugar digno.
Otra razón por la que me siento identificado es que hace tiempo empecé ilusionado a estudiar en una universidad. Era un cambio de vida, hacer lo que quería y con gente que desconocía mi oscuro pasado. Pero al llegar allí me doy cuenta no solo de que el edificio es arquitectónicamente absurdo, sino de que tanto el programa educativo como gran cantidad del profesorado son para llorar de risa. La relación con los compañeros tampoco fue óptima debido a mi incapacidad para cerrar la boca y no hacer el gilipollas, así que la cosa pintaba jodida. Pero por alguna misteriosa razón aquel lugar era divertido, me lo pasaba bien.
Todo lo que allí ocurría era gracioso porque mirábamos el lado absurdo e irónico de toda la mediocridad presente, y nuestra estancia se hacía tan llevadera que creo que nunca he sido más feliz en ningún otro sitio. Era el pajillero egocéntrico, pero en lugar de apenarme por ello decidí potenciar esa faceta convirtiéndome en un personaje risible. Pues eso ocurre con Greendale: una universidad de mierda, donde cada profesor es más inútil y cada alumno más penoso, pero en la que todo lo que sucede es divertido, y en la que la que acabas reivindicando el amor y las relaciones humanas por encima de todo. A veces la vida puede ser maravillosa, solo tienes que enfocarla de la mejor manera posible.
Hay muchas bromas recurrentes que se van acumulando, y eso crea un fenómeno muy curioso: aunque las tramas de cada capítulo son autoconclusivas, poco a poco acaba convirtiendose en una serie prácticamente ininteligible para los que no la hayan seguido desde el comienzo. El sueñatorium, Evil Abed, el ser humano de Greendale, Troy and Abed in the Morning, la reparación del aire acondicionado, la guerra de almohadas... Community construye un universo propio acojonante a través de secundarios recurrentes como Star-Burns o el viejo Leonard que no tiene nada que envidiar (salvando las distancias) al de Los Simpsons. Lamentablemente, por disputas internas con el actor Chevy Chase, Harmon ha abandonado la serie y no está presente en la cuarta temporada que acaba de ser estrenada y de la que no he visto aún ningún episodio. Pero la cadena no estaba nada contenta con las bajas audiencias y con el rumbo bizarro que estaba tomando la trama, por lo que es muy probable que con este cambio de dirección acabe perdiendo la esencia que tan grande la hizo.
Como adelanto enlazo imágenes de Inspector Spacetime, gran homenaje al clásico británico Doctor Who que aparece en la segunda temporada junto a Cougartown Abbey y se prolonga como recurrente a partir de la tercera.
Troy: Si Abed y yo morimos fingiremos que ha sido un suicidio por la injusta cancelación de Firefly. Vamos a conseguir que vuelvan a emitir esa gran serie.
Archivo fotográfico ⎪ nbc.com
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