jueves, 26 de diciembre de 2013

Reinventarse, cortar con todo, empezar algo totalmente nuevo...



Pronto llegará un nuevo año que todos esperamos traiga tanta ilusión, amor y alegría como el anterior. O quizá nos conformemos con que no sea peor que este que termina. No hay mejor momento que los últimos días de Diciembre para hacer nuevos propósitos, para marcarse laboriosos y difíciles objetivos a largo plazo que nos ayuden a cambiar esos aspectos de nuestra vida que no nos gustan tanto. La mayoría de estos implican salir de nuestra zona de confort, de lo contrario podríamos cumplirlos cualquier día. Esto implica, dicho sea de paso, que casi siempre los acabemos abandonando a las pocas semanas debido a nuestra nula fuerza de voluntad. 

Todo esto viene a cuento de que esta situación es perfectamente extrapolable al estado del humor en la televisión nacional y los pocos visos que encuentro de innovación en ese campo. Esta nochebuena después del mensaje del monarca más polémico de la historia (el primero con intento de boicot incluído, que no se diga que en este país no nos gusta el espectáculo), Televisión Española programó Se hace Saber, especial de sketches comandado por el humorista Goyo Jiménez que servía de antesala para lo que quieren convertir en un programa de emisión semanal a partir de Enero. No voy a mentir, el espacio no estuvo del todo mal (cada vez me contengo más a la hora de llamar mierda a las cosas, sobre todo desde que sé lo que cuesta hacerlas) y tuvo algún punto ingenioso de manera aislada. Desde luego está lejos del bochorno que han supuesto los programas de Josema Yuste en los últimos años, pero aún así no deja de merecer que le adjudique el calificativo de mediocre.  

Durante los escasos 50 minutos que duró el especial sentí que estaba viendo un José Mota de segunda fila. La herencia del manchego es obvia (Goyo fue miembro activo del elenco de las primeras temporadas de La hora...), al igual que el hecho de que este espacio nació para sustituir a uno de las estrellas más populares de la pública tras su fichaje por Mediaset. Si bien es cierto que al resto de personas con las que estaba cenando en ese momento se rieron bastante, a mí me fue imposible -salvo las citadas excepciones- conectar con ese humor. Lo peor del programa no es que evocase un esto ya lo he visto mil veces y mejor hecho, sino que parece el típico formato concebido con el piloto automático puesto, con una necesidad impostada de agradar a toda costa repitiendo una fórmula que funcionó en el pasado. 



Quizá mi problema es que no he apreciado ningún rasgo de creatividad entre los que estaban escribiendo el programa. Siempre he preferido el episodio fallido de una serie personal y que intenta alzar una nueva voz que la entrega correcta y formulaica de un procedimental reglado como el Dateline de turno. En el primero encontrarás al menos ecos de algo que podría haber sido interesante. Y por supuesto, ser autoral, personal o crear una obra sin estar pensando en que guste al mayor número de personas no está reñido con hacer algo que la gente vea y disfrute. Lo digo porque suelo tener este tipo de discusiones con empresarios todas las semanas, pero esto ya es cosa mía, así que no me iré por las ramas.  En Se hace saber he encontrado no solo los mismos chistes y recursos cómicos de siempre, sino una estética formal clavada. Y a Chiquito de la Calzada, Agustín Jímenez y Fernando Esteso. Líbreme Dios de decir algo negativo sobre el talento de Chiquito o de Agustín, pero su presencia es sintomática de ese "vamos a poner lo de siempre sin plantearnos si es aburrido o no. "

Me gustaría que la llegada de un nuevo año fuese sinónimo de un intento de ruptura en nuestra televisión, de encumbrar en el altar tan merecido las conversaciones telefónicas de Gila y las empanadillas de Móstoles pero no dejarnos lastrar por su  herencia cada vez que empezamos algo nuevo. Es hora de dar pie a jóvenes desconocidos que se están pateando los teatros creando una escena tan diferente y fabulosa como accesible. Gente como Iggy Rubin, Raúl Navarro, Miguel Esteban, Querido AntonioCarlo Padial y muchos otros que no conozco pero que seguramente sean fantásticos. Hablamos de personas que en el campo meramente visual y de tono ya aportan notoriedad, una máxima que en publicidad me parece básica cuando quieres que la gente se interese por lo que vas a mostrarle. Muchos directivos pensarán que innovar es hacer algo arriesgado o peligroso, poner en juego más de lo que están poniendo, cuando se trata simplemente de sacar el sketch de Chiquito en la nave de 2001 y poner este (con el que aprovecho para felicitaros la navidad).


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