Las expectativas que antaño levantaba cualquier producción de J.J. Abrams se han visto aminoradas después de que este se hiciese cargo de algunas fallidas como Undercovers o Revolution, y otras como Person of interest que estando muy bien nunca pasarán al olimpo de las series donde muchos colocaron en su día a Lost. Recientemente se ha producido una necesaria y refrescante desmitificación de la figura de Abrams. En los éxitos televisivos que llevan su firma esta es solo un crédito de producción que se complementa con el trabajo de escritura desarrollado por otras personas: Lost era de Damon Lindelof y Fringe de Roberto Kurtzman y Alex Orci.
Esto no es óbice para que el hombre que pasará a la historia por ser la primera persona en haber dirigido una película de Star Trek y otra de Star Wars siga haciendo sus cosas. Y a mí hasta me parece bien y todo. La última apuesta que ha lanzado con la productora Bad Robot y sus habituales Bryan Burk y J.H. Wyman se llama Almost Human. Estrenada el pasado 17 de Noviembre, no sitúa en un hipertecnológico 2048 en el que los niveles de delincuencia se han descontrolado y una organización secreta se encarga de distribuir drogas y material armamentístico mediante grandes redes situadas alrededor de todo el globo. En este difícil contexto, a cada agente de policia se le ha asignado como pareja un androide.
Han vuelto las películas de colegas de los 70, un Starsky y Hutch futurista y robótico. El agente John Kennex está lo suficientemente motivado como para odiar a estos acompañantes sintéticos: dos años atrás por culpa de uno de ellos su compañero falleció y él perdió una pierna (ahora reemplazada por otra robótica). En la actualidad, mientras intenta aclarar que es lo que ocurrió en aquella fatídica emboscada mediante una máquina capaz de reconstruir los recuerdos de la mente humana, debe regresar al trabajo y sufrir el inexpresivo y mecánico trato de un androide MX-43 al que no dudará en lanzar de un coche en marcha en cuanto tiene la mínima ocasión. Para reemplazarlo le asignarán a Dorian, prototipo obsoleto destinado a convertirse en chatarra de la NASA que se diferencia del modelo superior de androides en que puede sentir emociones.
Los primeros capítulos nos retrotraen hacia varios géneros de los que hace un reciclaje bastante inteligente, pero que no evita crear en el espectador esa sensación de material excesivamente trillado. Se supone que la historia y los personajes plantean una serie de implicaciones morales sobre las emociones humanas y existe un intento de crear una mitología interna presentando una malvada corporación que es la causante de todas las heridas del protagonista, pero lo hace a través de un desarrollo formulaico y predecible. Es difícil que te impliques realmente con la historia o que te quedes con ganas de ver lo que pasará en el próximo episodio.
Si bien Almost Human cuenta con lo peor de este tipo de series (diálogos explicativos, escenas de acción tan frenéticas que acaban aburriendo...) hay que reconocer que el trabajo de ambientación es realmente bello y ofrece sus 40 minutos de un ejercicio medianamente entretenido. Tras un piloto que me dejó realmente frío, empieza a tomar forma en los siguientes y el resultado, pese a no destacar en ningún aspecto, tampoco es nada desdeñable.
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