Adventure Time no solo se está convirtiendo en el gran fenómeno de la animación en España, sino en una de las producciones más selectas de la parrilla norteamericana (llegando a ser reseñada en el respetable portal de The Onion, A.V. Club, entre lo mejor de 2012). Cartoon Network no tardó mucho en llamar a su guionista J.G. Quintel, artífice de la ingeniosa Flapjack, para crear Regular Show, una serie tan divertida como la que podemos ver en boing y que poco a poco ha ido despegando pese a no contar con una comunidad de seguidores tan grande a su alrededor.
El corto que dio origen a este show formaba parte de una remesa de pilotos que el canal propuso a varios creadores con la posibilidad de convertirse en un serie regular, entre los que se encuentran otras joyas como Danger Planet. Se trata de una aventura protagonizada por dos amigos que trabajan como jardineros en un parque local, el pájaro Mordecai y el mapache Rigby. Episodios de 11 minutos muy en la línea del gigante Adult Swim en los que podemos encontrar premisas relajadas que acaban degenerando hacia propuestas insólitas con toques de cultura pop, surrealismo y ciencia ficción, desembocando en un clímax dramático y elevado.
Al igual que en Hora de Aventuras o la también recomendable Phineas y Ferb, Regular Show demuestra que el hecho de producir una serie en una cadena infantil no es impedimento para trabajar con calidad y dirigirse a un público de todas las edades, donde el humor adulto y las referencias subterráneas a elementos de la cultura y actualidad son su principal seña de identidad. Entrar en el juego que proponen será más fácil cuanto más bajo esté vuestro nivel de incredulidad, pero os aseguro que a todos los que habéis disfrutado con las aventuras de Jake y Finn vais a encontrar las mismas estructuras y lugares comunes llevadas a una versión más fresca y extrema.
Con un par de capítulos estaréis enganchados. Regular Show es realmente adictiva.
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