Si aplicamos el baremo por el que se producen en masa la mayoría de blockbusters veraniegos, el de las estructuras formularias y la nula intención de hacer trabajar nuestra mente, la nueva apuesta de la CBS supera con creces las expectativas que habíamos puesto sobre ella. Producen Steven Spielberg y Stephen King basándose en la novela homónima del segundo que se convirtió en un éxito de ventas hace tres años. Partiendo de un high-concept prometedor, Under The Dome (La cúpula) es ya el nuevo éxito de la televisión.
Nos situamos en un pequeño pueblecito de Maine llamado Chester's Mill, donde una cúpula transparente aparece alrededor de la localidad dejando atrapados a todos los que se encuentran en su interior (argumento que recuerda ligeramente al de la película de Los Simpsons). Entre ellos está Barbie, un misterioso hombre que acaba de enterrar un cadáver después de un ajuste de cuentas y que se disponía a huir del país cuando ocurrió el misterioso incidente, obligado ahora a convertirse en un héroe improvisado para todos, así como la periodista Julie Shumway, una mujer cínica con ganas de incordiar a todo el que le parezca sospechoso y que no se dejará intimidar por ningún hombre.
El otro foco de la acción se centra en Big Jim, el concejal interpretado por Dean Norris, ni más ni menos que el cuñado de Breaking Bad... que aquí lleva junto a un perverso sacerdote un negocio de ...¡distribución de metanfetamina! Una agente de policía que debe asumir el cargo del sheriff tras su defunción o una pareja de lesbianas que llevaban a su hija a un internado y quedaron presas de la cúpula completan este reparto coral que tendrá que aprender a lidiar con una situación insólita poniendo a prueba sus capacidades de supervivencia y dejando al descubierto algunos oscuros secretos.
La categoría a la que puede aspirar se encuentra en la fina línea que separan la sorpresa y la decepción. Tras unos inicios con exceso de titubeos queda claro que no nos encontramos ante una serie de altura. Los primeros episodios han decidido extirpar cualquier mitología o explicación sobre el origen del fenómeno para centrarse en los problemas que sufren los personajes ante la falta de comida y oxígeno o la incomunicación con el exterior. Pero no hay ningún tipo de lucidez, recursos narrativos que no suenen a trillados o historia alguna que sea realmente imprescindible.
La serie no niega su condición de experimento vacuo para masas, algo que en un año que nos ha traído otros dramas de gran profundidad (no hace falta más que mirar The Americans o las últimas temporada de Homeland y Mad Men) para muchos no será suficiente. Under The Dome solo busca entretener, cometido que después de haber presenciado fiascos nacidos con intenciones tan similares como Terra Nova, Alcatraz o Revolution, cumple sin que podamos ponerle objeción alguna.
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