jueves, 2 de enero de 2014

¿Es el caso Phil Roberston un atentado contra la libertad de expresión?



No veáis la que ha liado Phil Roberston ¿Y quién es ese? El patriarca de la familia sureña que ha saltado a la fama tras protagonizar Duck Dinasty, gran sensación de los realitys USA y el programa de no ficción más visto de la historia del cable americano. Los miembros de este clan residente en Louisiana -caracterizados por sus pobladas barbas y su estricta moral religiosa- se hicieron ricos gracias a una empresa dedicada a fabricar reclamos para los cazadores de patos. 11,8 millones de personas siguieron el estreno de la cuarta temporada de este espacio que muestra la vida cotidiana de unas personas que ya se habían dado a conocer en la serie de Outdoor Channel Duck Commander

Pues el bueno de Phil concedió una entrevista a GQ para la que no recibió ningún tipo de asesoramiento (o ninguno bienintencionado), donde dejó caer perlas como estas:  
"Todo está difuminado en qué es lo correcto y qué lo incorrecto. El pecado se convierte en lo aceptado. El pecado empieza en el comportamiento homosexual y simplemente avanza desde ahí. Bestialismo, dormir con esta mujer y esa mujer y esa mujer y esos hombres”.
Como buen erudito conocedor de la Biblia, luego cita la Carta a los Corintios: 
“No os hagáis ilusiones: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los pervertidos, ni los ladrones, ni los avaros, ni los bebedores, ni los difamadores, ni los usurpadores heredarán el Reino de Dios. No os hagáis ilusiones. No es lo correcto.”
Y además: 
"Como hombre, a mí me parece que una vagina es más deseable que un ano. Es sólo mi opinión. Pero pienso: ¡ahí hay más! Ella tiene más que ofrecer. Quiero decir, ¡vamos tíos! ¿Sabéis lo que quiero decir? Pero bueno, pecad ¡No es lógico hombre. Simplemente no es lógico!"
No penséis mal de él, también guarda unas sinceras palabras para las personas de color: 
"Nunca he visto, con mis propios ojos, maltratar a una persona negra. Ni una vez. Donde vivíamos éramos todos granjeros. Los negros trabajaban para los granjeros. Yo recolectaba algodón con ellos. Estaba con los negros porque éramos basura blanca. Íbamos por el campo… Cantaban y eran felices. Nunca oí a ninguno de ellos, a ninguna persona negra, decir: “Te diré qué: Esos jorobados blancos” – ¡Ni una palabra!… Pre-lucha por los derechos, pre-seguridad social: ¿Eran felices? Eran santos, eran felices, nadie cantaba blues.” 
Pecar está mal, pero si aún por encima se hace de manera tan ilógica como dar placer por el ano, pues aún más. Y si nunca has visto maltratar a una persona negra, será porque ninguna ha sido nunca maltratada, digo yo... la cadena en que puede verse el programa, A&E, eliminó las intervenciones de Roberston en los episodios que restaban por emitir. Una decisión que si bien satisfizo a la Alianza Gay y Lésbica Contra la Difamación, sirvió también a la derecha americana para crear un debate en torno a la idea de que con esta censura se estaba dañando la libertad de expresión para convertir a Roberston en una especie de mártir del lobby gay. Frente a esta campaña se encontraban algunos periodistas de la FOX y políticos conservadores como la miembro del Tea Party y ex gobernadora de Alaska Sarah Palin, quien tuiteaba esto:  
"La libertad de expresión es una especie en peligro de extinción; aquellos intolerantes que muestran su odio por el patriarca de Duck Dinasty por dar voz a una opinión personal nos atacan a todos nosotros"
Palin publicó una foto en facebook con varios miembros de los Roberston e idéntico texto.


Dos participantes de Duck Dinasty entrevistados en el programa Conan 

Pero el verdadero objeto de la polémica derivada a posteriori no se centraba tanto en las connotaciones racistas y homófobas de las declaraciones de Phil, sino en la interpretación de la Biblia que un cristiano reconvertido tras una juventud poco ejemplar como él parecía realizar. Curiosas las afirmaciones del diario independiente Washington Times, que llamó tanto a la Biblia como al propio Roberston "políticamente incorrectos", o este blog sobre religión de la CNN que se pregunta si Roberston no habrá entendido mal el libro sagrado. Las discusiones sobre si hay pasajes que condenen o no explícitamente la homosexualidad empezaron a correr como la pólvora en los días posteriores. 

Otro debate que no se explicitó y sí resulta relevante es el papel como altavoz de ideologías que posee el entretenimiento en televisión. La cadena no censuró sus palabras, ya que no fueron pronunciadas allí ni dio ningún indicio de esa actitud en el programa, pero se dedica a eliminarlo de la parrilla para que su figura no tenga notoriedad. Tal popularidad, como ha ocurrido con Mario Vaquerizo (que puede haber dicho muchas locuras, pero ninguna de tal calibre), podría gestarse hipotéticamente en la pantalla y convertir al personaje en un ídolo que pulule por distintos mercados y formatos preso de la mercadotecnia. 

A&E, con la intención de mantener una imagen y ser coherente con la política de empresa, decide prescindir de Roberston. Y mientras nadie parece preocupado por responder a las asociaciones de personas negras que se han quejado de sus palabras, los debates sobre si las ostentosas citas bíblicas incitan al odio proliferan en una marea de discusiones dialógicas absurdas propias del circo mediático. El verdadero problema está, quizás, en esa lastimosa tendencia de convertir en idolo a cada persona más o menos maja, carismática o ridícula que sale por la tele. Que la opinión pública, tan propicia a la absorción automática de ideas y a escandalizarse, confunda el hecho de tener un programa de televisión con poder decir lo que se quiera y que todo eso que se diga tenga importancia. 

Lo que proclame el propietario de una fábrica de patos de goma y no esté referido a los susodichos patos no le interesa a nadie. Ni es relevante ni está argumentado. Solo tiene la importancia, claro está, que le queramos dar. 

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