Lágrimas por Cory Monteith

El pasado 13 de Julio los fans de la serie Glee despertaron con una trágica noticia. El canadiense Cory Monteith, conocido por encarnar al profesor a Finn Hudson en la famosa serie musical, había sido hallado muerto. Una vez más la realidad superaba a la ficción ya que Lea Michele, su pareja en esta dramedia teen, también lo era detrás de las cámaras. Luto, dudas e incertidumbre sobre la continuidad de la actriz y el futuro del personaje de Monteith se sucedieron durante los siguientes días, en los que todo lo concerniente a la producción de los nuevos capítulos tuvo que ser paralizado. 

Lea rompió ayer el silencio que había guardado desde que se conociera el fallecimiento de su novio para dar gracias en twitter por todo el apoyo que en estos días ha recibido de sus seguidores. Por su parte, el productor Ryan Murphy ha asegurado que no sabe si la actriz continuará en la serie, una decisión que solo le concierne a ella y que dependerá de lo que su estado de ánimo y sus circunstancias personales le permitan. El estreno de la quinta temporada de la ficción se retrasará una semana, y en lugar del 19 de Septiembre los estadounidenses tendrán que esperar al 25 para ver el regreso de los alumnos del instituto William Mckinley. 

Mientras que los dos primeros episodios serán parte de un especial en el que no se notará demasiado la ausencia del actor fallecido, se ha tomado la decisión de que el tercero sea un homenaje al personaje de Finn Hudson, el cual finalmente también morirá. Tras esta introducción los guionistas se tomarán un receso para rehacer la temporada y regresar, una vez sepultado el dolor que solo el tiempo y la distancia lograrán sanar. 

Crímenes y Factual TV

El pasado verano pudimos disfrutar gracias a Fox Crime de Encarcelados en el Extranjero, producción avalada con el sello Nathional Geographic que recogía testimonios reales de personas que fueron apresadas fuera de sus lugares de origen por razones relacionadas con drogas y tráfico de estupefacientes. Entre ellos que se encontraba Billy Hayes, el joven detenido en Estambul y condenado a 30 años de prisión en los 70 que inspiró la película El expreso de medianoche, notable trabajo de guión de un incipiente Oliver Stone. Esta interesante docuserie no era más que otra muestra de un género, el factual, que parece decidido a hacerse con un lugar destacado en nuestra parrilla.   

La búsqueda de grandes cotas de hiperrealismo por parte de un espectador cada vez menos proclive a la sorpresa es la clave del auge de estos programas. No es de extrañar que La Sexta haya decidido abrir la nueva temporada televisiva reforzando su oferta informativa con una adaptación de este formato, centrado esta vez en algunos de lo 1500 españoles que se encuentran cautivos en prisiones latinoamericanas. Durante diez entregas nos trasladaremos a Bolivia, Santo Domingo, El Salvador o Costa Rica para conocer los pormenores de cada uno de ellos con dos periodistas como intermediarios. Una apuesta por el riesgo y lo extremo que parece sobreponerse al entretenimiento tradicional y a los docushows que se dedican a enseñar las casas o los destinos turísticos de gente inocente y apacible.  

Formatos foráneos que hasta ahora eran la seña de identidad de algunas cadenas minoritarias están empezando a tener su versión patria. Este mismo año el canal de Atresmedia sumó a sus recientes éxitos la adaptación de uno de los programas estrella del factual tv, el estadounidense Cops. La noche de los domingos tras el fin de Salvados fue un buen lugar para disfrutar de algunas de las peripecias del colectivo que puede presumir de poseer una de las cuentas de twitter institucionales más divertidas que jamás hayamos visto. Televisión Española también toma nota y ha decidido lanzar la docuserie 24 horas en la calle, donde podremos seguir la labor de los diferentes cuerpos de emergencias, incluyendo Guardia Civil, Sanitarios y Bomberos. Porque para los televidentes la realidad es más valiosa que la ficción. Y para las televisiones, más barata.  

La attention Whore de Lucia Etxebarria

Hay ocasiones en las que el simulacro de talento, la prepotencia y el impacto mediático se colocan por encima del buen gusto y el afán de mejora constante de tu trabajo. Desde que fuese ganadora del premio Planeta Lucía Etxebarria siempre ha intentado reivindicar unos derechos y alzarse con una voz que no le correspondía. Asegurando que dejaría de escribir ante la imposibilidad de ganarse la vida con ello (porque los clásicos de la literatura escribían siempre para enriquecerse), como protesta contra la piratería, realizando apariciones en busca de una impostada notoriedad en Pesadilla en la Cocina y proclamando allá donde fuese una rancia y equivocada idea del feminismo que se olvidará a las primeras de cambio. 

Extebarria quiere emular a columnistas con una glosa bastante más sesuda que la suya como Javier Marías o Pérez-Reverte: transgredir los límites de su limitado y respetable campo de acción para convertirse en un líder de opinión, en un contertulio de mesita de café respetado y repudiado por el pueblo a partes iguales. Su participación en el notablemente austero Campamento de Verano de Telecinco ha logrado eclipsar a los otros exploradores convirtiendo a este infame formato en uno de nuestros sueños más húmedos: un monográfico sobre su persona, con la grasa de su pelo en su momento álgido y sus dientes afilados conviviendo con varios tertulianos habituales de la plantilla de Mediaset y uno de los chicos de Gandía Shore. 

Una deuda con Hacienda es lo que al parecer obligaba a la escritora a participar en un espacio que ella consideraba detestable, propiciando que el contraste entre la recién llegada y el resto de participantes que conocían a la perfección los juegos de la televisión prometiese ser la única baza de un producto que no ofrecía nada que su público potencial no hubiese visto ya en anteriores realitys de corte similar. Ni una semana y media ha sido necesaria para que tanto Lucia como la dirección del programa se diesen cuenta de que aquello se había convertido en un conjunto de bromas crueles hacia su persona que dificultaban tomarse en serio lo que veían en pantalla. A veces la polémica, si no va aderezada con una pizca de originalidad, es tan inefectiva como el entretenimiento blanco más descafeinado.      

Tele pública ¿para qué te queremos?

Que Intereconomía y 13tv sean la referencia nacional a la hora de dar cobertura a un trágico suceso de última hora dice muy poco a favor del estado del periodismo en este país. No es mucho más alentador encontrar medios internacionales como la CNN o la BBC ofreciendo información detallada del accidente ferroviario que nos sorprendió ayer a todos los compostelanos instantes después de que este se produjera, mientras que las principales cadenas españolas hacían caso omiso de la noticia hasta dos horas después.

Hemos tenido que llegar a estos límites para que Rajoy por fin diese la cara, solo para mostrar la reveladora información de que como nacido en Compostela estas eran "las fiestas del Apóstol más tristes que he vivido". Una forma de apelar a nuestra compasión como seres humanos que, a estas alturas, ya no funciona. El Canal 24 Horas volvió a mostrar como, lejos de emular a sus homólogos extranjeros, más que un entramado perfectamente diseñado para dar prioridad al directo y a las píldoras instantáneas parece un refrito formado a base de reposiciones de informativos territoriales. Cuando parecía que ya había tocado fondo, la TVE de Julio Somoano sigue precipitándose a lo más profundo del abismo colocando imágenes del accidente de Chinchilla ocurrido en 2003 intentando hacernos creer que pertenecían al de Santiago. 

Tampoco se ha librado de la polémica el dudoso trabajo realizado por las autonómicas TVG y Vtelevision. Aunque hay que felicitar a ambas por interrumpir su programación habitual para conectar de manera casi inmediata con el lugar de los hechos, el ente público mostró sin ninguna clase de pudor imágenes de las víctimas y algunos cuerpos sin vida que podían herir nuestra sensibilidad. El resto de privadas también parecían en plena batalla de audiencias durante todo el día de hoy para ver quién se hacía con el testimonio más morboso. Es probable que Telecinco ya haya encargado a alguna productora una miniserie sobre el siniestro con El Duque en su papel estelar de temerario maquinista. No sería la primera vez.         

Una Comic-Con cada vez más televisiva

La Comic-Con ha logrado convertirse en una cita ineludible para los amantes de la televisión. A las principales novedades sobre cine y videojuegos se han ido abriendo en las últimas ediciones las relativas a la nueva temporada de la ficción seriada más consumida en todo el mundo. Los stand en los que se personan actores y guionistas de éxitos como la prestigiosa Breaking Bad o la popular Como Conocí a Vuestra madre han logrado aglutinar a una gran cantidad de fans deseosos de conocer cualquier pequeña píldora de información sobre las tramas venideras o el devenir de sus personajes favoritos, elevados en ocasiones a iconos de culto. 

A las presentaciones de series ya bien conocidas por la audiencia hemos tenido que sumar otras más recientes como la original Hannibal, creación del deslumbrante Bryan Fuller; Under The Dome, un irrregular high-concept traslación de la novela homónima de Stephen King o Bates Motel, precuela con bastantes licencias del gran psicópata por excelencia de la historia del cine. Pero sin duda uno de los acontecimientos más significativos fue la comparecencia de Joss Whedon y la proyección del piloto de su serie Marvel A.G.E.N.T.S of Shield, la primera de imagen real basada en el universo de la prestigiosa editorial de cómics que verá la luz en Septiembre después de que el filme The Avengers se convirtiese el pasado año en uno de los más taquilleros de la historia.

La feria que cada año se celebra en San Diego sirve como testigo aglutinador de los múltiples puntos de encuentro entre las diferentes ramas de la cultura popular. En lo que respecta al cine hemos podido conocer los principales detalles de la segunda parte de The Avengers, así como la llegada a la gran pantalla de la primera película en la que podremos ver juntos a Batman y Superman. Pero sin duda la novedad más interesante ha sido el trailer de la película de Veronica Mars, serie cancelada en 2007 y que ahora tendrá un desenlace en forma de largometraje gracias a una histórica iniciativa de crowdfunding.    

Quizás en estos tiempos de pánico y ruina generalizada necesitamos más que nunca a esos superhéroes y heroínas adolescentes que podemos ver en estos complejos e hipnóticos universos. Quizás estemos frente a una edad dorada sustentada en el principio de la evasión.                  

13 horas para rodar un crimen

Parece que el low-cost se ha asentado como la vía por la que están viendo la luz algunas de las mejores producciones del cine español reciente. Las dificultades para financiar cualquier proyecto en este país han coincidido en el tiempo con una nueva marea de gran talento creativo, como hemos podido comprobar con la fuerte irrupción en el panorama indie de Pablo Hernando, Carlos Vermut, Canódromo Abandonado o Los Pioneros del siglo XXI. Dentro de este contexto resulta inteligente la iniciativa del canal de satélite Calle 13, el cual ha percibido que la producción propia puede ser el mejor mecanismo de promoción de contenidos con el que atraer a un público joven actualmente absorbido por la vorágine del 2.0. 

Si en el mes de Abril la cadena de NBC Universal estrenaba el magacine El Cómplice del mes, conducido por el periodista Noel Ceballos (al que tuvimos ocasión de entrevistar en este portal), ahora se ha asociado con el manifiesto online #littlesecretfilm, que aboga por la distribución gratuita en internet y que muchos ya han comparado con el movimiento dogma de Thomas Vinterberg y Lars Von Trier. Esta segunda edición contará con 13 películas rodadas en 13 horas con 13 duros y de temática criminal, estrenadas en exclusiva por la cadena para después pasar al servicio de distribución Yomvi de Canal+ , y una semana más tarde a la red.

El impulsor del proyecto, Pablo Maqueda, es el director de la primera de la entregas que anoche pudimos ver en el canal, #RealMovie, una original hipérbole a lo Black Mirror sobre las redes sociales y la mensajería instantánea. Eva Llorach (una de las joyas descubiertas en Diamond Flash) interpreta a una actriz en el papel más importante de su vida: una película rodada a tiempo real donde su personaje debe seguir un trayecto establecido por toda una ciudad atestada de cámaras que capturan sus movimientos mientras va superando algunas pruebas, para cuya resolución será necesaria la ayuda de sus followers de twitter. Todo con el objetivo de rescatar a su hermana, a la que da vida la encantadora Rocío León, secuestrada por un extraño maníaco. Un dúo de una fuerza implacable.  

Aunque es loable que Calle 13 haya puesto en marcha esta iniciativa, no lo es tanto que la emisión de #RealMovie fuese relegada al late night, ya que hablamos de un producto que a la cadena no le cuesta dinero y cuyo objetivo es promocionar y dignificar otra forma de encarar la producción cinematográfica, algo para lo que se hace necesario un prime time. El hecho de que algunos nos ilusionemos con esta clase de proyectos seguramente resulte una pérdida de tiempo para aquellos que siempre han visto al cine como un medio incapaz de superar la rapacidad de su vertiente industrial. Porque, como dice Maqueda, estas pequeñas y secretas películas "no reportan beneficios, la rentabilidad es emocional. No se trata de un canto a la cultura libre, sino de un acto de amor".                

Gervais no llega a José Luis Moreno

Discovery Max estrenaba anoche dentro de una inusual maniobra en la televisión patria An Idiot Abroad, resultona vuelta de tuerca en clave de humor al clásico formato que podemos ver en algunas cadenas de satélite donde un guía turístico nos descubre esos destinos de ensueño masivo de los que todos hemos oído hablar y a los que debemos acudir al menos una vez en nuestra vida como especie de ritual macabro. La idea procede de la mente del cómico Ricky Gervais -cuyo ácido discurso de apertura en la gala de los Globo de Oro de 2011 levantó ampollas entre más de un académico- y de su inseparable Stephen Merchant, quienes ya fueron responsables hace una década de reinventar las convenciones del mockumentary gracias a su genial serie The Office. 

Bajo la desafortunada traducción Un pringao por el mundo, Gervais y Merchant envían a su amigo Karl Pilkington a visitar las siete maravillas del mundo. El principal atractivo del programa consiste en sacar de su zona de confort a alguien con una personalidad tan neurótica e hilarante, el clásico inglés con una escasa amplitud de miras y reacio a aceptar todo lo que le parece extraño o no encaja con lo que conoce. Pilkington ya había trabajado con los dos creadores en The Ricky Gervais Show, podcast que más tarde sería adaptado por la HBO como serie de animación donde ya tuvimos la oportunidad de descubrir como funcionaban las extrañas asociaciones mentales de este adorable tipejo. Ricky lo tenía claro: quería ver sufrir a su amigo en cada lugar al que acudiese. Porque cuanto más incómoda sea la situación para el presentador mejor lo pasará el espectador. 

Parece difícil que un humor como el de Gervais pueda florecer a corto plazo en nuestro país después de comprobar que este verano acaba de ver la luz en Telecinco el enésimo fracaso en forma de Matrimoniadas del posible genio del márketing José Luis Moreno. El humor casposo, la casi total ausencia de guión y una mezcla de los manidos sketches de cama generacionales y monólogos con abruptos cameos de famosos convierten a Esposados en un producto difícil de digerir. Casi da pena que un actor tan talentoso como Andoni Agirregomezkorta se vea implicado en tan nefasta creación. El verano televisivo es cada vez más sinónimo de la sequía creativa que asola desde hace varios años a un medio en el que una propuesta como la de Pilkington es un oasis dentro de este desierto que huele a podrido.