jueves, 11 de abril de 2013

Abusos del patrocinio cultural en Televisión Española

Dicen que el hambre agudiza el ingenio, pero no es necesario estar dotado de una gran pericia para darse cuenta de que desde hace mucho tiempo en la despensa de Televisión Española solo se escucha un eco melancólico. Con un ente profundamente deteriorado por la crisis económica y la retirada de la publicidad comercial en el año 2010, cualquier medida es lícita con tal de que su hoja de ruta no tenga marcada como destino los pantallazos en negro de Telemadrid, o eso debió pensar González-Echenique a la hora de gestionar el patrocinio cultural que la ley le permite aplicar en retransmisiones culturales o deportivas que posean una función de servicio público. Este mecenazgo -para cuya consecución es indispensable que el evento no pueda ser financiado de ningún otro modo- nació en principio vinculado a los encuentros de la Champions, pero poco a poco se ha generalizado de modo muy dudoso poniendo en tela de juicio la oscura financiación de algunos espacios.

Este modelo se ha extendido como la pólvora entre la programación habitual del grupo. Algunos de los más ávidos espectadores identificaron como cima del patetismo de esos premios Goya marcados por la crisis y la demolición de todo un longevo tejido artístico la aparición del logotipo de una conocida marca de refrescos impresionada en las transiciones audiovisuales de la gala bajo el  lema Patrocinio cultural. Tan transgresores que no se atreven con la Coca Cola Zero, pensarán algunos. Publicidad encubierta de una forma burda tomando al ciudadano por idiota, sostendríamos todos. Aún así cabe tener presente que esto no supone una aportación monetaria directa para TVE. La destinataria del pago es siempre la productora de cada programa y no la cadena, pero esta al menos puede permitirse emitir el evento sin que le suponga ningún coste.


Esta misma semana conocíamos que Hacienda está investigando algunos de los programas que emite  el ente público ante la sospecha de que se habían extralimitado en lo que a su normativa concierne. No solo la serie Isabel y magazines como El Sacapuntas, Página 2 o el futuro Con una sonrisa han sido  bendecidos con el santo de los patrocinadores, sino que desde que se produjo la retirada publicitaria Telefónica ha contribuído con dos millones de euros en la coproducción de la serie Amar en tiempos revueltos, los documentales Entre dos aguas y Yo de mayor quiero ser español; y los  concursos Saber y Ganar y Sacalalengua. También obtuvieron unos ingresos publicitarios por valor de 3,4 millones de euros gracias a los contratos vinculados al Club Gente Saludable, Media Sponsorship (la liga ACB), Santa Mónica (selección española de fútbol) y Dorna Sports (Moto GP).

La publicidad encubierta mediante los agradecimientos a marcas incluidos en los títulos de crédito de algunas series de ficción y la mención en magazines como +Gente o La mañana de la 1 pone de manifiesto una vez más la delicada situación económica de una entidad que ha perdido el respaldo del público y cuyo cambio de modelo fue planificado con prisas y sin realizar un estudio de viabilidad a largo plazo, flaqueza máxima de la gestión Zapatero. Mientras, a su  reverso ideológico puede parecerle que un grano de arena resulta insignificante en medio del océano, pero a medida que estos se van acumulando estarán mucho más cerca de convertirlo en un desierto.     

Archivo fotográfico ⎪  rtve.es

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